Infancia Misionera 2010
Infancia Misionera fue idea de un obispo francés, hace 170 años, buscando la formación misionera de los niños, sensibilizándolos con los muchos problemas que tienen otros semejantes suyos, además del compromiso con la oración y la colaboración económica.
Durante todos estos años y sin discriminación de razas, cultura o nación, los niños de Infancia Misionera han prestado ayuda a millones de niños de todo el mundo para su alimentación, su vestido y salud, para la protección de sus vidas y educación escolar; también para su crecimiento y maduración en la fe y vida cristiana.
Es una vergüenza social que haya 250.000 niños que mueren de hambre todas las semanas, que más de 300.000 sean enrolados como soldados, que millones de bebés sean destruidos antes de nacer o sacrificados para conseguir sus órganos y venderlos.
Infancia Misionera quiere llamar la atención sobre los niños que sufren a causa del hambre, las deficientes condiciones sanitarias y de salud, la esclavitud laboral, guerras y conflictos, carencias educativas, abandono familiar y social (niños de la calle), explotación sexual...
Infancia Misionera está realizando con los niños de España un largo recorrido por los cinco continentes, que durará hasta el 2013. El itinerario se inició en 2009 en Asia «Con los niños de Asia... buscamos a Jesús». Este año la meta está en África, para encontrarnos con Jesús en compañía de los niños africanos. Se pretende descubrir cómo son y cómo viven los niños de este continente. Un misionero, Bartolomé Burgos, con la experiencia de muchos años en África, nos ayuda a ello.
El niño africano en la sociedad tradicional.
Para los africanos, la vida es el valor absoluto y el nacimiento de un niño es acogido con alegría. Para el africano lo importante es la vida del grupo; el niño es apreciado en función del grupo, se convierte en persona solamente como efecto de un proceso de incorporación a la comunidad.
Durante este proceso de educación el cometido de la comunidad es prescribir normas y ritos para ser interiorizados. Sólo entonces la persona adquiere plenitud de derechos. Dicha educación suele adquirirse en la familia y en ella colaboran parientes y vecinos.
Los diferentes ritos de iniciación constituyen los momentos álgidos en el proceso educativo. La mayoría considera el sentido comunal una de las características más positivas de la cultura africana, aunque este sentido comunal paraliza la originalidad y creatividad del individuo.
El niño africano en la sociedad actual
En la sociedad actual el sentido de comunidad sigue vivo, pero menos operante. Se insiste más en los éxitos personales, en la educación, en la riqueza. Con todo, no se puede decir que la situación de los niños haya mejorado.
La escolarización fue una gran esperanza, pero la carencia de medios y el problema de la multiplicidad de lenguas añaden más dificltad, además del estado miserable de las escuelas en la mayoría de los estados africanos. Por todas estas carencias la memorización es el principal recurso didáctico.
La mayoría de los niños africanos trabaja, generalmente, en tareas domésticas o del campo. Cada vez se está dando más el caso de los niños de la calle, los niños soldados y los niños esclavos para duros trabajos.
Subtítulo: Con los niños de África... encontramos a Jesús
Niños en situaciones críticas.
Aumentan cada día más las situaciones críticas: víctimas de la guerra y la pobreza; generaciones de niños con riesgo, tanto físico como mental, debido a la malnutrición endémica; 300.000 niños soldados en el mundo, 120.000 de ellos en África; veinte millones de niños desplazados a causa de las guerras; dos millones, víctimas mortales, y seis millones, heridos o mutilados; se utiliza a los niños como espías, como detectores de minas y como objetos sexuales.
Enfermos de sida: El sida es otra de las grandes plagas. Ruanda (1999), infectados 130.000 niños menores; para el año 2012 llegará a triplicarse.
Niños huérfanos: En Zambia hay 1,6 millones de niños huérfanos. En el África subsahariana, este año habrá 15 millones de huérfanos.
Con todo, la mayoría de los niños africanos vive en condiciones de normalidad, aunque en pobreza.
En el último sínodo sobre África, que tuvo lugar en octubre pasado, el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, de Ghana, sintetizó los cambios que se están registrando en la sociedad africana y en la Iglesia, y que ayudan a comprender mejor este continente.
Insuficiente aprecio por el papel de la mujer y la juventud en las comunidades locales y pobre formación en la fe. Faltan acompañamiento y formación.
Emergen tendencias divergentes e incluso opuestas a los valores tradicionales. Destrucción de una auténtica idea de matrimonio y noción de una familia sólida. Inestabilidad y disolución a causa de la pobreza, los conflictos, las enfermedades (malaria y sida). Ataque a la familia venida desde fuera y atribuible a diversas fuentes: ideológica (nueva ética sexual global); clínica (contracepción, planificación familiar, ingeniería genética); emergentes estilos de vida alternativos (matrimonios del mismo sexo, uniones de hecho).
Las mujeres han comenzado a acceder a puestos de relevancia y liderazgo en derecho, política, economía e ingeniería: en algunos países son aún recursos sin explotar. Exclusión de las funciones sociales como la educación, la toma de decisiones... Víctimas indefensas en zonas de conflicto.
Los niños son la parte sufriente de la población: maltratados, sin derecho a la educación. Droga, sida, embarazos adolescentes, emigración, desplazamientos, tráfico humano. Pobres políticas de educación y programas de empleo.
La emigración: emergentes legislaciones en los países occidentale; mantener alejados a los africanos.
La situación sociopolítica, por lo general, es muy crítica: es necesario acompañarla de una formación en la doctrina social de la Iglesia; lograr que gobiernos y políticos ejerzan un liderazgo de servicio; implantación de una administración de la riqueza nacional para el bienestar público; respeto por los gobiernos democráticos; intolerancia frente a los golpes de Estado; revisión para examinar el rendimiento de los gobiernos.
El problema socioeconómico: «pobre» y «pobreza» son dos expresiones recurrentes en referencia a los países africanos. Implicación de la Iglesia en proyectos de promoción y desarrollo; incidencia de la corrupción, que no aporta beneficio a la gente, sino conflictos y degradación ambiental; la industrialización es baja en la mayor parte de los países; las economías son agrarias y productoras de materias primas; es necesario situar a los países africanos en el camino del crecimiento.
La Iglesia debe ver las presentes y persistentes sombras de África como desafíos y oportunidades para crecer en intimidad con el Señor.
Los retos mencionados invitan a una verdadera conversión de los corazones, de modo que debemos ser agentes efectivos del Espíritu y siervos de la reconciliación y la paz.
En esta jornada de Infancia Misionera, de la pasada semana del 18 al 24 de enero, se nos brindó una oportunidad más para conocer el continente africano y ayudar con nuestra colaboración en los muchos proyectos de desarrollo y educación para los niños.
José Antonio Álvarez Álvarez es delegado diocesano de Misiones.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo