Doce hombres sin piedad
Van cayendo poco a poco los cabecillas de la trama ¿corrupta?, de momento secesionista del 1-O, pero la Guardia Civil desata una operación anticorrupción contra el entorno de Puigdemont. Los agentes han detenido a Josep Maria Jové, secretario general de Economía y Hacienda y número dos de Oriol Junqueras, junto a otros 11 altos cargos de la Generalitat, también han registrado distintos departamentos, pero la supuesta trama de corrupción en las contratas de aguas en el Ayuntamiento de Gerona salpican al chico del flequillo Carlos Puigdemont en la 'operación Aquarium'. El portavoz de la Generalitat, el monotemático Jordi Turull, atribuye al Gobierno central utilizar las "cloacas del Estado" para atacar al independentismo, a menos de dos semanas para la celebración del referéndum. Rajoy les cierra la caja, y el travieso chico de la boina, Rufián, le exige que saque sus sucias manos de la caja y las instituciones catalanas. Todo es un lío, y hasta a mí me sale contarlo así, más liado que una madeja. Entre los doce altos cargos detenidos no se encontraba, como en la peli de Sidney Lumet, el actor Henry Fonda, así que únicamente fueron doce hombres sin piedad.
Conseguir la tan ansiada para algunos independencia catalana no únicamente depende de las fuerzas políticas que apoyan el referéndum; unas lo hacen abiertamente, otras sí pero no y las menos definidas que sólo la puntita nada más. Son todas fuerzas del más acá, pero ¿tienen algo que decir en esta cuestion las del más allá? Por el momento algunas ya se han pronunciado. El mes pasado un renombrado ufólogo catalán pedía el apoyo a los extraterrestres para que Cataluña pudiera conseguir la independencia, pero ahora son los cristianos, concretamente la organización 'Cristians per la Independència', integrada en la Assemblea Nacional Catalana, los que invocan a otro ser imaginario mediante plegaria para llegar al mismo fin. Dios me dé contienda, con quien me entienda, pero la conversación con gente necia provoca mucha pesadumbre.
Se lo pasan pipa jugando a enviarse vía tuiter mensajes con el móvil. Los políticos pertenecientes a los partidos llamados tradicionales o bipartidismo cuando cometían una trastada mentían inmediatamente cruzando los dedos escondidos a la espalda, o se acusaban unos a otros o responsabilizaban a alguien del partido que ya había pasado a mejor vida, que ya no podía defenderse ni decir esta boca es mía. Son niños y todos hemos pasado por esa tierna etapa, qué le vamos a hacer, pero el problema es que juegan con las cosas de comer y que los nuevos, los que acaban de llegar a la política se hacen caca por la pata abajo (y disculpen el símil escatológico). Ada Colau, hasta ahora digna alcaldesa de la ciudad condal, ha anunciado a través de tuiter que ya han encontrado la fórmula para que el 1 de octubre se pueda votar en la ciudad sin poner en riesgo ni la institución ni los trabajadores públicos. Sin dar más detalles sobre el acuerdo al que han llegado con el Gobierno catalán. Al que el chico yeyé, Carlos Puigdemont, ha contestado publicando un tuit en el que dice que el de Ada le llena de orgullo y satisfacción ¿Juegan tanto los traviesos Ada y Puigdemont como los demás integrantes de la banda Puig al escondite con nosotros? Hay que reprender a los niños para que aprendan que con las cosas de comer no se juega.
El diputado de Esquerra Rufián junto con el presidente Donald Trump son dos sujetos que en sus respectivos países hacen amena y simpática la política. Uno en España, que no sabemos si es una dos o diecisiete y el otro en EE UU. Gabriel Rufián se ha presentado con una impresora en el Congreso para declarar que ya tiene la papeleta para votar el 1-O, pero le jura a la vicepresidenta Soraya que es para consumo propio ¡No me detenga!. Tiene razón de nuevo el Rufián defendiendo el libre ejercicio a ejercer el derecho al voto cada uno en su casa, que es particular y que además no nos molesta a los demás. La nueva directora interina de comunicación de la Casa Blanca nombrada por Trump, la joven ex modelo Hope Hicks, sabe menos de política que de desfilar por pasarelas, pero Donald, que además de gozar de un pelo chillón color Van Gogh es también un viejo verde, le ha regalado el puesto porque le resulta de total confianza.
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