Decir la verdad
El respeto se gana, la honestidad se aprecia, la confianza se adquiere y la lealtad, se devuelve. Una persona demuestra sus valores por el modo como trata a los que son diferentes a él. Es importante que ahora más que nunca necesitamos que nos importen las personas. Saldremos adelante juntos. Cuando percibas los aplausos de tus triunfos, que suene en tus oídos las sonrisas que provocaste con tus fracasos. Viajaban en autobús un grupo de políticos de todos los partidos. Al tomar una curva, el conductor perdió el control y chocó contra unas rocas. La Guardia Civil no encuentra a nadie en el lugar del accidente y pregunta a un campesino que vivía cerca, que si vio a los políticos que se accidentaron. A lo que éste contestó que sí, y les había dado cristiana sepultura. La Guardia Civil, asombrada, le preguntó que si habían muerto todos. "No, que va, pero algunos decían que sí, y ya se sabe cómo mienten". En un sistema de mentiras e hipocresía decir la verdad requiere valor y valentía. Al que se atreve lo censuran por atrevido, problemático, agitador o lo tildan de locura. Vivimos en una sociedad donde la pizza llega antes que una ambulancia. Donde cuesta más un libro que una botella de whisky. Donde hay más bares que parques. Donde el dinero es el "rey". Donde la palabra lo siento ha desaparecido. Aquel que pierde dinero, pierde mucho. Aquel que pierde un amigo, pierde más. Pero aquel que pierde la fe lo pierde todo. Éramos humanos hasta que la raza nos desconectó, la religión nos separó, la política nos dividió y el dinero nos clasificó. "No tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja. Tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león", dijo Alejandro Magno. Los soldados confían unos en otros, eso es lo que hace un ejército, la clase baja sólo desconfía. Los principios del buen gobierno:
-obedecer, no mandar
-representar, no imponer
-proponer, no imponer
-servir, no servirse
-bajar, no subir
-unir, no dividir
-construir, no destruir
-revelar, no ocultar
-defender, no vender
Y, principalmente entregar la vida, no quitarla. La tierra manda, el pueblo ordena y el gobierno obedece. Por último diré, o mejor dicho, recordaré algo de historia. Pilatos preguntó a la multitud que a quién soltaba, y todos respondieron que a Barrabás, el ladrón. Y tras más de 2.000 años la gente sigue eligiendo a los ladrones. Vivimos entre sordos que se hacen los mudos en la excusa de que se hizo lo que se pudo.
Serafín García Meana, Avilés
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