De rondas y redondas
En el centro de Asturias hay un sitio desde el que se puede observar el desarrollo de la capital, el Oviedo moderno, la Vetusta antigua; desde donde se puede comprobar el dinamismo de sus gentes, donde cuando estás triste o descolocado puedes ver las cosas más claras y que esconde muchas historias de cariño y pasión.
Un pulmón verde que guarda frío, niebla y muchas tardes de entretiempo en las que niños, mayores, cristianos (por el Cristo) y curiosos ganan el tiempo de ocio sin salir de su ciudad. Una ventana al presente, al pasado y al futuro al que una señora, no se sabe muy bien porqué, quiere verle las tripas, argumentando que las comunicaciones en nuestra pequeña ciudad del Norte no son suficientes y que es necesario horadar de parte a parte nuestro querido monte como si se tratara de un pincho moruno, asado y sin vida. Dicen ser eficientes con la gestión de los recursos, y no tienen reparo en gastar medio millón de euros en una ambición patriarcal que nadie quiere en este municipio, en el que por cierto no tienen representación. Que se rechazan las generosas inversiones de la Administración central para facilitar las comunicaciones, en un barrio que está arrinconado al oeste entre el monte y las vías del tren, y que está condenado a ver a los viajeros de la estación de autobuses desde la distancia y el sopor de los convoyes ferroviarios, que cada media hora atacan el medio ambiente y los sentidos de las gentes que aquí habitan.
Puestos a pedir disparates, yo propondría una ronda norte en Gijón, entre Somió y la playa de Poniente, soterrada bajo la playa de San Lorenzo y Cimadevilla, aquí sí tienen representación y apoyos municipales suficientes para por lo menos estudiar la posibilidad. Razonablemente, Cimadevilla y San Lorenzo son importantes e intocables para Gijón, no menos importante es para nosotros el monte Naranco. Es nuestro origen y nuestro destino, nuestra alma y nuestra razón de ser, nuestro pulmón y nuestra vida. No nos ataquen señores y señoras de Foro, o seguirán condenados al hastío en la capital, ya que se llaman partido regionalista, trabajen para Asturias y no para el PP.
En esta ciudad redonda, estirada ahora, en la que se persigue la comunicación entre barrios, no es de recibo que ese presupuesto para estudiar una obra, que nadie queremos y que por tanto, todos sabemos que no se va a ejecutar, no se destine a eliminar esas barreras, que nadie piense en el sueño de una losa prolongada hasta Luis Oliver, ahora sí bien hecha y con nuevos materiales e ingeniería, o el soterramiento de las vías a la entrada de Oviedo, o que de la manera que sea, no se pueda estudiar un enlace entre Pumarín y Prados de la Fuente, o un paso hacia la estación de autobuses que permita el enlace no sólo con todas las líneas interurbanas de autobús, sino también con autobuses urbanos.
A nadie importa en Madrid dónde se gasta ese presupuesto, que simplemente son la vuelta de un pacto de gobierno, hagan ustedes bandera por la comunicación entre barrios, por el soterramiento de la vía en la entrada a la capital, porque la ciudad sea redonda y porque los espacios públicos y los recursos sean eficientes. Las grandes ciudades se hacen con grandes obras, no lo olviden.
Javier López
Oviedo
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