Así somos, así nos va
La columna del lector
Así somos, así nos va
José Luis Peira, Oviedo
Me encuentro en una página digital dos noticias juntas. Dos ventanas pegadas la una a la otra en la que se destacan estos titulares: "Absuelto por error tras abandonar ocho cachorros de perro en un contenedor". Y la otra: "Liberadas siete jóvenes rumanas obligadas a prostituirse".
La noticia de los perritos presenta, a la hora en que yo miro, siete comentarios, indignados, de lectores. La de las chicas ninguno.
Podría dejar en el anterior punto la carta y que cada cual saque sus conclusiones, pero me resisto a no soltar algunas cosas de las que pienso, no vaya a ser que se me quede dentro, pudriéndose, como el discurso de un actor que se queda sin Goya y acabe en úlcera de duodeno.
Que vivimos en la era de la gazmoñería y el sentimentalismo de todo a cien es sabido. Ahora cualquiera llora por cualquier cosa y a la gente le parece bien, como si ser ñoño fuera un valor. Que todos opinemos de todo aprovechando las autopistas y rutas secundarias que se nos proporcionan ha convertido el ecosistema en un sin dios, pero a la vez a algunos nos sirve como barómetro para comprobar el ambiente mundano.
En el caso que propongo puede verse a las claras que en sentimentalismos los cachorros ganan por goleada a cualquier otro aspecto. Ser rumana, puta y mujer penaliza bastante a la hora de la conmiseración, algo así como que todo ello conlleva un merecimiento, podría decirse. El amor húmedo de esa gente que pasa ante la noticia de las mujeres esclavizadas para mostrar su repulsa por el caso de los perros es, cuanto menos, sugestivo.
A mi me irrita y apena vivir en un país en el que el jefe del Estado mataba elefantes o en el que en muchas fiestas populares los animales son torturados por catervas de borrachuzos con el aplauso de las autoridades, pero conviene ser consciente, a la vez, del sufrimiento humano, de la irracionalidad de las desigualdades y las injusticias que padecen los más. Y no, no se trata de lloriquear por los sirios o los sudaneses, o lo que la prensa proponga.
Un mundo mejor pasa por no tirar animales a los contenedores, pero con certeza, también, porque unas chicas como las que aquí van al instituto no sean esclavizadas y destruidas por lo más abyecto del ser humano. Y pasar por delante de ellas y no prestar ni un segundo de reflexión nos hace peores y nos aleja de ese mundo mejor en el que los perritos mueven la cola en el parque y son malísimos porque esconden entre las ramas la pelota de goma de jugar.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo