Queridos señores
La columna del lector
Queridos señores
Lucía López Pérez, Piedras Blancas (Castrillón)
Queridos hombres, y sobre todo, señores mayores que rondáis los 40 o más.
Sabed que no necesito vuestras miradas lascivas hacia mis piernas o escote cuando voy en pantalón corto. No necesito vuestros "piropos" de pacotilla, ni que me llaméis guapa cada vez que visto de una manera que pueda resultar ""provocativa"" (así, bien de comillas). No necesito vuestros comentarios sobre mi ropa, mi cuerpo, mi cara, etc. Y mucho menos, vuestros "ts ts", que para empezar no soy un perro al que tengas que chistar para que vaya hacia a ti.
No necesito nada que tenga que ver con vuestra persona hacia la mía, y tampoco lo quiero. No quiero vuestras miradas y sonrisas de medio lado como si perteneciera a vosotros. No quiero que hagáis el amago de seguirme para haceros los machos delante de vuestros amigos, cuando lo único que parecéis es aún más neandertales de lo que ya sois. No quiero vuestros pitidos cuando pasáis en coche y mucho menos que me preguntéis si quiero subirme. Calor que no.
No quiero tener que hacer como que miro el teléfono o como que me están llamando cada vez que paso por delante de un grupo de vosotros. No quiero ser vista como un simple objeto sexual que pueda satisfaceros, porque no lo soy. Soy una mujer, y lo único que quiero es libertad.
Quiero poder volver sola a casa a las cinco de la mañana cualquier sábado de fiesta. No quiero tener que enviar ningún mensaje a nadie diciendo: "he llegado, estoy bien", ni tener que respirar hondo aliviada cada vez que cierro la puerta de mi casa y me encuentro por fin a salvo en mi habitación. No quiero la sensación de miedo cada vez que paso por algún parque sola y estáis un grupo de vosotros sentados en cualquier banco, o cuando alguno se cruza conmigo fuera de la hora "segura" y lo pongo entre comillas porque para nosotras, las mujeres, ninguna hora ni ningún lugar es seguro. Nunca hay descanso para "las del sexo débil", en lo que algunos os soléis refugiar poniéndolo como pretexto para matarnos.
No quiero ser fuerte, ni valiente. Quiero ser libre. Y poder vestir como quiera, sin que alguno de vosotros se crea con el derecho de abusar libremente de mi, y para colmo presumir de ello delante de sus amigos. Quiero poder amar a quien quiera, sin tener que escucharos decir que si me gustan las mujeres es porque no se lo que es bueno. Aunque en esto último os doy parte de razón, puede que no sepa lo que es bueno, pero tengo claro que ninguno de vosotros lo es. Por lo que, me quedaré con lo que yo mejor crea oportuno.
Quiero ser libre, amar libre, andar libre, sin que ninguno de vosotros se atreva, a intentar siquiera, cortarme las alas.
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