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Kim agranda el órdago

27 de Septiembre del 2017 - José Antonio GUTIÉRREZ GLEZ. (Piedras Blancas)

La caída del Muro de Berlín no puso fin a la Historia, como se dijo con gran optimismo, pero sí acabó con la de la guerra fría basada en la estrategia de la destrucción mutua asegurada. Sin embargo, dejó un fleco sin resolver, el del primer conflicto caliente dentro de aquella congelación militar. La guerra de Corea (1950-1953) acabaría con un armisticio, no con un tratado de paz, y perpetuaría la división de la península coreana entre un norte alineado con el bloque comunista y un sur vinculado a EE UU. Pionyang es hoy un anacronismo, un desatino muy peligroso por su imparable carrera armamentística que lo está llevando a lanzar el mayor desafío habido hasta ahora con el ensayo de una bomba de hidrógeno.

No es la primera vez que EE UU y Corea del Norte han estado al borde de un conflicto armado. Ocurrió en 1994 y la crisis se resolvió con diplomacia aunque en el acuerdo ambas partes entendieran cosas distintas.

Hoy, el mundo se estremece ante un niño como Kim Jong-un, que juega a una guerra de bombas nucleares y misiles de última generación, que Corea del Norte nos viene mostrando cada día.

Todo ello da a entender que estamos ante un país que anda a sus anchas, sin control alguno por las grandes potencias que tienen el mar repleto de barcos de guerra, todos apuntándose, pero solo uno saca pecho, Corea del Norte, con sus lamentables pruebas.

Pienso que estamos en unos momentos históricos de guerra fría y caliente a la vez. Las explosiones de dichos artefactos que han provocado seísmos. Que hasta Canarias captó el temblor de una de las bombas de hidrógeno. Toda una odisea de destrucción ecológica y deterioro de la atmósfera afectando al cambio climático y destruyendo fondos marinos.

Pero lo que mucho alarma también es la explosión verbal entre los dos países con el uso de frases que parecen eslóganes de marketing cinematográfico, es el calibre político de quienes las pronuncian, que más bien parecen la de dos chulillos de barrio lanzándose fintas amenazantes. Los mensajes que llegan desde la capital norcoreana, Pionyang, suben el tono de sus siempre grandilocuentes amenazas después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobara una nueva ronda de sanciones económicas por el lanzamiento de misiles balísticos de alcance intercontinental. Esta nueva ronda cuenta con la aprobación de China, algo que debería hacer pensar a las autoridades norcoreanas que hasta su único amigo en el mundo cree que el despliegue armamentístico del régimen de Kim Jong-un es un error.

Por su parte, la belicosidad de Donald Trump se aviene poco con el sentido de lo que es una negociación, y en este caso una negociación tan delicada, con una contraparte totalmente irresponsable. De hecho, Trump indicó en twitter que "mi primera orden como presidente fue renovar y modernizar nuestro arsenal nuclear. Ahora es más poderoso y fuerte que nunca antes".

Por eso, como ciudadano del mundo denuncio tales hechos y creo que debe darse una respuesta de urgencia por parte de las grandes cúpulas militares y diplomáticas mundiales, si no queremos ver un mundo destruido por la barbarie de un perturbado que está destruyendo nuestro sistema, y que puede dar lugar a catástrofes incalculables.

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