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Sueños y alcohol... ruina son

29 de Enero del 2010 - José Viñas García (Oviedo)

En cada momento podemos decidir cómo invertir nuestra energía. Todo es energía: nosotros y nuestros pensamientos... Esta energía, por diversas situaciones, si no la sabemos manejar, nos puede poner al borde del precipicio. Deducimos que las cosas materiales nos darán la felicidad, pero, mientras soñamos e hilamos hipótesis acariciando tesoros que nos caerán en s uerte, y nuestra mente se envuelve de proyectos de grandeza, la evidencia nos llega cada mañana en forma de la cruda realidad: desilusión, decepción y fracaso al percibir que nuestros delirios de ostentación sólo se sostenían en un capricho figurado e imposible.

Símil parecido podríamos aplicarlo a nuestros vicios. Nos on más que el dejarse dominar por lo fácil y lo instantáneo. La rutina llega a ser tan desesperante que, aún dándonos cuenta de que nos estamos convirtiendo en desperdicio humano, seguimos manteniendo esa monotonía que nos arruina económica, física y mentalmente. Cada día es igual al anterior, nada cambia: los mismos compañeros de fatigas, esos que sólo nos aportarán más de lo mismo, es decir, desgaste y degradación en nuestra dignidad. Podrán vernos sin dientes, podrán vernos menguar en salud, podrán vernos un despojo en vestir y aseo, podrán sentirnos sufrir en silencio. Pero ellos sólo nos quieren como compañeros de viaje hacia el abismo. De esa amistad, cuando se vapora el alcohol del vino o la sidra, sólo quedará un perfume viciado a tasca, sudor y tabaco. Con la única compañía de noches frías de sopor, soledad y mucha tristeza.

No hay una mañana, una ilusión, un proyecto, etcétera, sólo una mente a la deriva que no sentirá vergüenza por nada, que apartará familia y amigos de verdad, esos que molestan al decirle que va por un camino equivocado.

Sueños ostentosos, sólo son espejismos mentales que esperan que todo caiga del cielo de chiripa, en vez de hacer uso de la energía propia para conseguir deseos y ambiciones.

Los sueños cargados de alcohol y tabaco, son mañanas repetitivas en espera de los mismos compañeros de viaje hacia ninguna parte, con un billete de ida y vuelta hasta nuestra propia destrucción.

"Todos los que parecen estúpidos lo son, y también los son la mitad de los que no lo parecen", Francisco de Quevedo.

¡Bluff! En la actualidad, hacemos muchos más.

Para este año 2010 espero que Dios les oferte salud, amor y solidaridad. Y como que por pedir no quede:

Sensatez, lucidez y dignidad... para los fáciles de seducir y estafar por la fragancia satánica que crea alcohol, tabaco y los compinches de cantina. Esos "amigos" de nadie, considerablemente generosos en compartir: decadencia, deterioro y ruina en general. Además, que las buenas gentes no sigan en silencio cuando con ello puedan ganar los caraduras.

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