¡Hurra por el hormigón!
En parte tenía razón Julio Iglesias en la letra de la canción "Al final, las obras quedan las gentes se van". Pero la pura verdad es que aquí no queda nada, porque se cargan si hace falta y si se pone a tiro hasta al apuntador. ¿Qué fue del parque de La Serena, mi parque? 1,2,3, sencillo de responder antes de que don Cicuta toque bocina y la campanilla, se esfumó. Ahora es una gran plancha de hormigón. Es lo poco que pude ver porque no me atrevo a pasar por él. Cambio de calle o dirección, juego al escondite o doy un rodeo únicamente con el fin de esquivar el susto, el escalofrío. Hormigón. Duro y frío hormigón. Se terminaron los puntos negros, clarito y diáfano y limpio como una mañana de primavera, por fin. Ya podemos competir con el parque de Begoña y con el simbólico 'enfermo de próstata', su ornamental figura central, que dejó de escupir agua del caño de pena y dolor, cómo no se van a acordar home, con la tristeza que daba verla asín de deshidratada y de aquella manera con la churra seca. ¡Hurra por el hormigón!
La libertad viene precedida por la educación y el control de sus límites, para no rebasar la del otro, que es nuestro semejante. "Y por mucho que griten, por mucho que lloren, por mucho que te supliquen...No les des de comer después de medianoche", fueron las condiciones que puso el anciano chino Sr. Wing, que no se respetaron, y los gremlins armaron la de San Quintín. Todavía no estáis preparados. Una jueza del alto tribunal catalán ordena cerrar todos los locales públicos el 1-O. Mientras, el mayor de los Mossos d'Esquadra, Luis Trapero, pone límites a la Fiscalía, y se toma el control de los centros sanitarios que serán colegio electoral. El primero de octubre más de un ciudadano puede sufrir desmayos, que pueden venir acompañados de lipotimias, y deben ser convenientemente atendidos. Mientras, Puigdemont pide que el Estado siga pagando las pensiones tras la ruptura: 1.635 millones al mes. La pela es la pela, pero es más que los 195 euros que le ha costado a un ciudadano catalán el jamón que va a dar a policía y guardia civil. Todo parece tan confuso que hasta el coqueto y tierno pajarillo de la Warner Piolín, que junto al gato Silvestre decora el crucero Moby Dada, donde duerme medio millar de policías y guardias civiles, ha escondido sus bellos ojos para no dañar su imagen.
¿Sabéis cuánto nos cuesta mantener todas las TV públicas de España? Sí home, me estoy refiriendo a los 13 entes autonómicos que están en funcionamiento más RTVE. A la pública y sus satélites periféricos, esos que en el caso de nuestra región, sin ir más lejos, aparece un pavo en madreñas por esos caminos (o mejor dicho caleyas, disculpen el involuntario desatino lingüístico) de Dios enseñándonos las maravillas de Asturias; o van los audaces reporteros de Barrio Sésamo, alcachofa en mano a promocionar el evento festivo-lúdico de turno, con su risa "profidén" y sus agudas preguntas a la concurrencia ¿te diviertes, te lo pasas bien? Sin el usted delante, claro, que es más chachi y de colegueo, mucho más cercano y para que no se espante, oigan. O, como una televisión catalana que me encontré al azar zapeando en la que no paraban un momento de hacer publicidad del referéndum 1-O en debates y hasta en los descansos promocionales ¿Cómo consentimos estas cosas en España? Tienen unos presupuestos anuales de 1.877 millones de euros. A que da escalofríos. Pues déjenme un momento utilizar el convertidor de la calculadora para calcular la cifra en pesetas y ya quedar más tieso que la mojama: ¿más de trescientos mil millones? Nunca casé con las mates, corríjanme si me equivoco en los ceros. ¡Increíble!
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