El CES no sobra, falta
Hay organismos repartidos por todo el territorio asturiano que sólo sirven para acoplar a políticos, sus familiares y amiguetes, donde ese dinero –poco o mucho– debería servir para desarrollar proyectos empresariales, sociales y laborales. ¡Ya existe ese ente público! ¿Funciona como tal y es eficiente? Seguro que no. Como todo ente que se crea y se le deja tener plena autonomía e independencia absoluta, sin que le exijamos resultados y rentabilidad, que lo único que le une de realidad con la Administración es la financiación y algún que otro mandato, que por los resultados que apreciamos todos los asturianos debe estar fuera de las necesidades actuales de los asturianos. Disponen de personalidad jurídica propia.
Allí moran un presidente (Consejo Económico y Social), 24 miembros repartidos entre sindicatos, organizaciones empresariales, representantes del Gobierno, de municipios, Universidad y Fomento, más secretario general, así como con servicios técnicos, administrativos y de documentación. Como ven, casi podrían conformar un Gobierno aparte.
Ahora se proponen el PP y sus lacayos eliminar el único organismo que debiera existir, ¡ya sé! Con profesionales en condiciones que logren proyectos de dinamismo económico para esta constreñida comunidad.
¿Por qué el PP no pide lo mismo para la Delegación del Gobierno, que es un duplicado que se lleva mucho más presupuesto, donde el impertérrito Gabino de Lorenzo sigue con sus huestes chupando del vote? ¿Por qué no piden eliminar el Consejo Consultivo, donde antiguos políticos que pensábamos que estarían en casa desarrollando su profesión siguen rucando de nuestros impuestos y con un gasto mayor al (CES), allí podemos encontrar a Bernardo Fernández Pérez, José Luis Rodríguez-Vigil y otros apellidos muy bien relacionados? ¿Por qué no eliminan los innumerables tugurios: consejerías, delegaciones, asesorías, etcétera, que simplemente se crearon para cuando ustedes dejen de ser electos meterse hasta la jubilación y enchufar a algún que otro conocido?
Cuando se eligen diputados, senadores, alcaldes, concejales, sindicalistas, empresarios, etcétera, se comprende que entre ellos compondrán direcciones de gobierno, organismos de apoyo necesarios y los asesores necesarios; sin tener que tragarse ese tipo de organismos en duplicado que su labor correspondería a quienes elegimos, y no mantener a políticos que llevan fuera de las urnas algunos más de 30 años o los hermanos y amigos de éstos. En cada empresa pública se añaden ellos departamentos que tienen nombre, pero que no sirven para nada, ¿recuerdan los consejeros de Hunosa, cajas, etcétera? ¡Sí! Ruque, más ruque y poca responsabilidad.
Aquí y en la China Popular “el que pilla es para él” y no quiere soltarse ni con agua hirviendo, a no ser que todos nosotros lo exijamos.
Cuando se compuso el número de políticos electos eran tiempos de calculadora y teléfono fijo. Ahora, con los adelantos tecnológicos que les permite un trabajo más eficiente, el número debiera ser muy inferior, ¡pues nada de eso! Tiene una especie de funcionariado de cargos al ruque que debieran desempeñar los verdaderos funcionarios y los cargos electos con sus respectivos apoyos permitidos en ley.
José Viñas García
Oviedo
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