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Megaurbes "xísmicas"

17 de Noviembre del 2017 - José Antonio Martínez-Álvarez

Los terremotos (maremotos) de magnitud resultan ser “georréplicas”, eventuales en el tiempo, derivadas de las tensiones acumuladas y latentes en los subsuelos. Afectados éstos sea por grandes fallas, fracturaciones perioceánicas de subsucción (subducción) así como por plegamientos-replegamientos; y también con permanentes o intermitentes tensiones, consecuentes respecto a desplazamientos geomorfológicos variados. Las tensiones liberadas, en demasiados casos, tienen efectos destructivos catastróficos; con duración limitada activa, aunque con repeticiones estentóreas, y de manifestación superficial. Relacionada con la amortiguación de los temblores subsecuentes de diversa amplitud e intensidad

Los procesos de desarrollo y calidad de vida están ampliando, de forma sobredimensionada, la aparición de “megaurbes”, con sus amplias aureolas de también megaurbanizaciones, recargadas de servicios desordenados para los mismos. Los servicios energéticos sólidos y de fluidos gases manipulados, actúan cual mechas, derivadas de los temblores y chasquidos renacidos en el subsuelo.

Las construcciones realizadas sobre diferentes suelos-subsuelos (pétreos o terrosos), con materiales y formas (cimentaciones-estructuras) de construcción y sus sistemas de reparto energético superficial-subterráneo somero y aéreo, se constituyen tras los temblores en un nuevo nivel de heterogénea destrucción, con sus peculiares réplicas por asientos y desmoronamientos.

Durante las actuaciones de salvamento, las réplicas derivadas de asientos, desmoronamiento e incendios, explosivos o no, pasan a ser un valor de primera importancia y de muy difícil valoración y seguimiento gráfico pasivo y de las circunstancias activadas por las actuaciones y formas de salvamento.

Reposada la acción catastrófica, corresponden las actuaciones reconstructoras, complejas asimismo, psicológicas y médicas. Realizar la réplica de las construcciones desestructuradas y con “mechas” latentes es más difícil de lo que se suele pensar. Mejorar el ambiente psicológico y medico infeccioso aéreo y pluvial requerirá dedicación persistente y permanente. De lo que antecede puede deducirse que las megaurbes afectadas por sismicidad siguen y permanecen marcados por la” X” de sus réplicas funcionales y posfuncionales, tanto en el salvamento como en su reconstrucción.

Deseamos para los geoambientes (subsuelos “terremotizados”) activados circunstancialmente, que se cicatricen bien todos los géneros de réplicas y adecuen las réplicas de construcción y servicios al nuevo momento geo y vital.

El cambio del clima tensional del subsuelo con terremotos es el cambio de clima tensional más importante comprobado y arma de geodestrucción masiva geohistórica, ahora masificada y extensa, además por las megaurbes .Es la nueva “X” geoambiental, omnipresente de muchos espacios globales: urbanos sobreextendidos, recrecidos industrialmente y con industrias radiactivas de impactos de guerra, etcétera, con reducidas medidas antisísmicas en el subsuelo y desarrollo de sus entornos. Esta fenomenología natural requiere más estudios; las megaurbes concentran el mayor cambio geoclimático y tensional conocido. México merece, como otras urbes, que nos impliquemos en sus cambios climáticos y tensionales con intensidad salvadora o atenuadora; más allá del presente sentimiento de dolor que transmitimos. Debemos ser más reyes… del estudio de los trascendentes cambios de todos los climas, que faciliten la vida humana de los humanos y más todavía en las desmesuradas urbes.

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