YO FUI HINCHA DEL BARCELONA
Corría el año 1956, siendo aún un niño, cuando sorteamos entre los alumnos del curso y con la única finalidad de la formación de dos equipos de futbol, Madrid y Barcelona, y que desde ese momento pasarían a ser la esencia de los enfrentamientos en los recreos y en lo que a día de hoy denominaríamos actividades extraescolares.
En dicho sorteo, a mí me cayó en suerte ser del Barcelona, en cuya plantilla de aquella época destacaban los Ramallets, Suárez, Kubala, etc.
Me hubiera gustado, pero corrían unos tiempos en el que ni las ofertas del mercado ni la economía doméstica, permitían el lujo de adquirir una camiseta, pero no obstante desde el mismo momento del sorteo me convertí en "hincha" del Barcelona.
Pasaron muchos años y me ha tocado vivir jornadas y temporadas de todo tipo, pero al final en la memoria quedan grabadas las buenas, las inolvidables.
Durante décadas he disfrutado presenciando muchos partidos delante de las pantallas de televisión en compañía de seguidores de muchas nacionalidades, lo mismo en ciudades de España, (incluida Cataluña), como de Francia, Inglaterra, Méjico, Venezuela, etc. en verdaderos y multitudinarios ambientes futboleros.
Hace aproximadamente un año, leía en la prensa que el Barcelona tenía en todo el mundo alrededor de trescientos cuarenta millones de seguidores, lo que viene a representar más de un noventa y ocho por ciento, de no catalanes.
Ahora después de más de sesenta años comprendo con claridad aquel slogan que dice que el equipo es más que un club. Es verdad, es otra cosa. No milito en ningún partido político y no quiero indirectamente hacerlo ahora, aunque solamente fuera como mero simpatizante.
Con la tristeza que supone el decantarse por el raciocinio frente a los dictados del corazón, decido apostatar como "hincha" de un club que para mi ha dejado de serlo al fijarse otras prioridades antes que las deportivas y marginar totalmente a toda esa multimillonaria masa de simpatizantes.
Para apuntalar mi decisión de forma material y por si puede quedar algún rescoldo que me tiente a seguir posibles partidos, procedo a darme de baja de la opción futbol de mi canal de pago.
Me queda como deseo final, a la vista de los derroteros tomados por los dirigentes del club, el que los éxitos deportivos sigan un camino convergente con sus fracasos políticos.
Siento verdadera pena al verme obligado, después de tantos años, a tomar tamaña decisión, pero tengo que ser coherente conmigo mismo.
Un saludo
Juan Luis Roces Suárez
Oviedo
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