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¿Sucedió realmente?

10 de Octubre del 2017 - Alejandro González Lada (URBIÉS)

Carlitos era el menor de los hijos de una familia numerosa bien situada, un niño con cara de travieso, nada corpulento, lucía una cabellera que asemejaba una peluca, siempre fue un niño consentido: juguetes, caprichos, malos modos, todo se le consentía. Su hermano mayor, Mariano, era más modosito, no sacaba la voz del cuerpo y cuando la sacaba no podía evitar los balbuceos y esa pronunciación sibilante.

La madre siempre les consintió, había vivido de todo, su primer marido era un dictador, falleció a los 82 años, le sucedió un vividor que se separó de ella hacía tres años, y ahora tenía uno mucho más joven, cuyo carácter no había salido a relucir hasta fechas recientes, cuando Carlitos continuó en la escalada de exigencias.

Carlitos, con el paso de los años, exigía más y más, entre sus exigencias una independencia de la que jamás había disfrutado ninguno de sus hermanos. Su hermano mayor, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, decide recurrir a su tía Justa. La tía Justa, se la había reconocido siempre por una persona cabal, estricta y recta, pero con el paso de los años la gente percibía algún que otro desvarío, una leve cojera en la pierna derecha, comentaron incluso que podría padecer gangrena, pero a día de hoy ahí sigue, dando en ocasiones puntuales lecciones magistrales y en otras, como ya he apuntado, desvariando, se llegó incluso a especular con la demencia senil y el alzheimer, pero contra viento y marea ahí sigue.

Mariano, muy partidario de doña Justa, sobre todo cuando le daba la razón y le acariciaba los cabellos, le contó todo lo sucedido, y ella montando en cólera llamó a la tía Pilar y al tío Santos, les pidió que le dieran una buena reprimenda, era intolerable, el renacuajo (decía literalmente): - ha pasado por encima de toda la familia, me lo contó todo Mariano, que sí, será el mayor de los hermanos, pero claro, tiene muy poco espíritu, ¿no veis que cada vez que hay lío tiene que salir Sorayita a salvarle la cara?.

Santos y Pilar acudieron al piso de estudiantes donde Carlitos pretendía instalarse a todo confort, al entrar se encontraron con varios chicos-as, ante la petición de los tíos para que abandonase la actitud, se montó el lío padre, los tíos y los chicos se liaron a guantazos y al final se fueron del piso, cuyo dueño procedió a quitarles la llave.

El cruce de acusaciones entre Mariano y Carlitos, hizo que el padrastro interviniera. Era hombre de pocas palabras, solían verle una vez al año, allá por nochebuena, donde siguiendo la tradición familiar, solía dirigir unas palabras a la familia. Se esperaba de él un mensaje conciliador, imparcial, el propio de la figura paterna a la que se respeta, pero contrariamente a lo esperado, el patriarca arremetió contra el díscolo Carlitos, a quien amenazó con cruzarle la cara como se le ocurriera volver a sobrepasarse.

Mariano respiró tranquilo, el padrastro se mostró como una persona desconocida para la mayoría de la familia, Carlitos... sigue con sus planes, mientras tanto el vecindario contempla atónito la decadencia de la unidad familiar. ¿Continuará?...

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