El mito de Pelayo
Cuando en la revolución de octubre de 1934 fue quemado el archivo de la Cámara Santa de Oviedo se quemó con él una parte de la historia y del mito del nacimiento de España junto, tal vez, al secreto mismo que anima la historia de Europa. La también fracasada insurrección de los trabajadores vieneses en febrero de ese año y la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española por Lluis Companys ese mismo octubre son ejemplos de la resistencia que el Internacionalismo Obrero presentaba a la llegada del Fascismo. Subyace ahí la necesidad de la alfabetización en diferentes lenguas vernáculas en España, en una época de oscurantismo y desinformación, como estrategia paralela al paulatino interés por el Esperanto, conocido como "el latín de los obreros" que entonces gozó de cierta popularidad.
En el 614, los cristianos de Palestina habían puesto a salvo el Arca Santa. El avance de los persas por África hizo que llegase hasta España. Cien años después, con la conquista musulmana, era enviada desde Toledo a Asturias donde permanecería oculta en una gruta del Monsacro, también llamado La Magdalena, en un antiguo túmulo funerario astur bajo el amparo del dios Teleno, frente a la sierra del Aramo, el nombre de otra divinidad prerromana. Hasta que Alfonso II la trasladó a Oviedo y construyó la Cámara Santa para protegerla.
Tal vez el comienzo del mito fuese cuando Pelayo, en Covadonga, otro lugar notable, defendería el Arca con su gesta. Luego el rey Alfonso II consagrará el sepulcro de Santiago Apóstol con la construcción de una iglesia, lugar que en el año 997 será conquistado por las huestes de Almanzor; quien por cierto respetó el sepulcro del Santo.
Posiblemente la Asturias prerromana es celta y Cataluña tartesia antes que íbera o fenicia. La Historia, o al menos el momento en que es recogida para nosotros comienza con Roma.
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