Cortar la gota
Este texto alude al encarecimiento de fármacos, que conlleva una carga económica creciente, sobre todo para los jubilados viejos que más los necesitan, como, por ejemplo, el de lágrimas artificiales.
La expresión cortar la gota y su práctica vienen de la química analítica, con objeto de aumentar la exactitud de los métodos volumétricos de cuantificación de soluciones, mediante la adición, con bureta o pipeta, de un reactante de concentración conocida, en la menor cuantía posible que detecte precozmente el viraje, haciendo así más exacto el cálculo de la concentración de la solución al problema. ¡Había que cortar la gota!
Estas líneas no versan sobre cuantificar líquidos, sino sobre el consumo y el coste de fármacos en solución, por ejemplo el de lágrimas artificiales, que sólo son de copago en la rara enfermedad de Sjögren, pero de pago total en el frecuente ojo seco de los ancianos, uno de cuyos productos, muy recomendados por oftalmólogos para lubrificar, aliviar y proteger párpados, conjuntiva y córnea de tales pacientes, cuenta con 30 ampollas de plástico transparente y flexible, y cuesta 8,10 euros (un 5% más que hace unos meses). Para un consumo moderado de cuatro aplicaciones al día, el coste mensual es de 32 euros; esto, si se siguen las indicaciones del prospecto de desechar la ampolla tras una sola aplicación; sin embargo, si se deposita tal ampolla sobre una superficie limpia, sin riesgo de contaminación del excedente, éste alcanza para otras dos aplicaciones en cada ojo, con lo que costó baja a un tercio; para ello hay que “cortar la gota”, es decir, dosificar cuidadosamente, regulando la presión sobre el plástico, y evitando así que caiga al ojo un desbordante goterón que se desperdicia.
Estos productos, como otros de pago total, van incrementando notablemente su precio, pero sí se redujo en un 20% el número de comprimidos, con lo que para un consumo de tres al día el coste mensual se eleva a 14 euros. (Hay otra marca de comprimidos, también a base de aluminio y magnesio, y más baratos, cuya comercialización está interrumpida). También son de pago total otros caros fármacos protectores de la retina, polivitamínicos, mucolíticos, fármacos sinérgicos, una cara vacuna antineumocócica, etcétera. Otros fármacos inicialmente de copago han pasado a ser de pago total.
En resumen, no es difícil que –por fas y por nefas– un anciano tenga que gastar en fármacos 50 o 60 euros al mes, y el doble si son pareja, aunque perciban una sola pensión.
Como diría Juan José Millás, mejor cambiamos de tema y “hablamos de deportes”.
José María Izquierdo Ruiz
Oviedo
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