Marqueses y marquesinas
Ya es noticia: la famosa marquesina de El Pozón, de la que tanto se ha especulado estas últimas semanas, no será derribada, sino que será trasladada fuera de este barrio, porque así lo ha acordado la mayoría de grupos municipales. Tras derrochar trece mil euros en un estudio sobre el coste que supondría el traslado de la visera, la alcaldía ha decidido que lo más adecuado era tirar otros ciento treinta mil euros a la basura, pagados, cómo no, por el resto de avilesinos.
Para colmo, la marquesina será reubicada en Llaranes, un barrio que no tiene conexión alguna con esta, que, en el fondo, no es más que una simple estructura de hormigón, pero, como ha sido construida en la "época dorada de Avilés", merece ser conservada. ¡Curioso patrimonio el nuestro!
Toda esta chapuza ha surgido a partir de una consulta celebrada por Internet, totalmente fraudulenta, pues conozco a varias personas que no pudieron ejercer su derecho a voto; además, la participación rondó el 10%. De todos modos, en dicha consulta, la opción más votada fue la construcción de una rotonda en El Pozón, donde ahora hay un cruce que funciona perfectamente. La construcción de la rotonda, por sí sola, ya fue un craso error, pues es bien sabido que, en Avilés, donde se han sustituido cruces por rotondas (véase la plaza de los Oficios), el tráfico ha empeorado considerablemente.
En un primer momento, se pretendía derribar la marquesina de El Pozón, algo, a mi parecer, totalmente razonable, pues, en el fondo, dicha estructura es solo un mamotreto de hormigón cuya única función útil es su uso como parada de bus, muy utilizada, por cierto. Tal vez mis palabras hayan sonado un tanto impertinentes; quiero dejar claro que el derribo de la marquesina se podría haber evitado desde el principio si el gobierno municipal no hubiese tenido la brillante idea de realizar una consulta sin sentido para imponer otra rotonda en El Pozón. Pero, seamos realistas, dicha marquesina no constituye ningún patrimonio o valor sentimental alguno, como ha dicho el grupo de Izquierda Unida, que se ha mostrado favorable desde el principio a realizar el traslado de la visera a Llaranes, un barrio más de Avilés que, a mi parecer, está tratando de recuperar su antiguo esplendor importando mamotretos del resto del concejo. ¡Qué fácil es reivindicar su traslado cuando lo paga el contribuyente!
¿No bastaba con asfaltar la calle Santa Apolonia, que está en un estado lamentable para ser la vía más transitada de Avilés? ¿No se podía dejar la dichosa marquesina como parada de bus y continuar con el cruce? ¿Cuántos miles de euros se hubiesen ahorrado? ¿No hay cosas más importantes en las que invertir el dinero?
Las respuestas ya las conocen.
Alberto Busto García
Avilés
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