"Homo antecesor"
Incluso las tribus más alejadas en tiempo y distancia de la civilización que nosotros palpamos desde niños, tenían sus propias reglas, tenían a alguien al que depositaban el poder y mando, le respetaban y todos le obedecían. Bien pudieran ser normas básicas o imposibles de asumir en nuestro mundo, pero les servían a ellos para que el caos no se apoderara del lugar. Es de tal simpleza esta ecuación, que todos deberíamos asumir que tenemos una suerte inmensa de vivir esta época y nacer en el sitio donde todos quisieran estar ¡Pues, no! hay personajes dispuestos a rememorar tiempos pasados, donde nadie estaba seguro y conforme con las miserias económicas y mentales de esos años llenos de conflictos, desorden y masas dispuestas a morir por la causa. Quizás por el predominio de la codicia, el egoísmo y dirigentes nefastos que llevaron a España, Cataluña y el resto del mundo a guerras y disputas constantes basadas en ese sentimiento que ahora apelan los independentistas catalanes.
Todo tiempo pasado, mejor o peor, pasado está. La historia es algo que sirvió al mundo para prosperar, mejorando lo aprovechable y desechando lo que causó daño y dolor ¡Pues, no! a pesar del desarrollo, paz y bienestar de todos estos últimos años de democracias basadas en el desprendimiento y la solidaridad entre pueblos y gente; hay gentuza que quiere volver al conflicto, a peleas por trozos de tierra que no les pertenece para nada. Dicen que tienen derechos adquiridos por la historia ¿historia de cuantos años atrás?. Si ustedes hablan de un tiempo determinado, quizás otros pueblos, u otros que vinieron de otros parajes del mundo y pisotearon con anterioridad esa parcela que ustedes quieren hacer suya, tengan más mérito para reclamarla. Sin olvidarnos que esa reivindicación parcelaria lleva intrínseca a personas y bienes que ustedes no pueden ahora despojarlas de su identidad y propiedad.
¿Quiénes son ustedes para independizarse y querer apropiarse de un territorio, que no les pertenece? ¿Ustedes están pirados? A ustedes hay que encerrarlos por un tiempo a ver si esa mente la dedican a mejorar el presente y planificar el futuro en vez de retrotraernos a siglos atrás.
Igual que por aquellos tiempos, los ejércitos, pueblos, reinos, imperios, condados, califatos, etc. se movían porque tele no tenían. Su prestigio y deporte personal era el extenderse en busca de mundos por descubrir y por conquistar; todo sin paz y tranquilidad para nadie. La tierra que pertenecía hoy a unos, mañana y durante siglos era conquistada por otros, y ahora vienen ustedes pánfilos, a reclamar ese trozo de tierra, interpretando que sus antepasados la reclamaban cómo suya.
Señores independentistas ¿el territorio de al-Ándalus, reclamado por los árabes y musulmanes, no tienen más propiedad de ser que su sueño imposible? Si todos los descendientes de antepasados se ponen a reclamar su herencia por el mundo, volveríamos a tener y revivir conquistas y reconquistas a la inversa, o lo que es lo mismo, padecer imbéciles cómo ustedes, que nuestro gobierno incapaz les deja seguir haciéndonos perder tiempo y dinero.
Lo tenemos claro, los antepasados de Puigdemont, Junqueras y la Forcadell son los primeros "los Homo antecesor" catalanes, de hace más de 1 millón de años, por eso reclaman lo suyo. ¿Saben en que se parecen?, en su cabeza de botarates.
Ya no escribiré más sobre Cataluña, que Rajoy y Pedro pasen a la historia por dejarse engañar por estos tarambanas. ¡Métanles en chirona! No pueden seguir ni un día más retando al Estado, faltando al respeto al resto de españoles e insubordinándose, saltándose la Constitución y las Leyes que entre todo nos hemos dado. ¡Ya vale! Se terminó el cuento. Hay que inhabilitarlos a todos ellos, y que paguen el desperdicio de este tiempo dedicándose a sus sueños de verano.
Recuerden que cuando los diputados y cargos públicos, juren o prometan, lo hagan de la forma correcta, quien quiera jugar a indisciplinado, que lo haga con su mamá. Y quien no respete el cargo por el que fue votado, echarle sin miramientos de la vida pública; ya que lo que empieza con una indisciplina, luego se convierte por debilidad institucional en sedición en toda regla.
José Viñas García, Oviedo
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