La Nueva España » Cartas de los lectores » Hogar y hoguera comparten la misma raíz

Hogar y hoguera comparten la misma raíz

6 de Noviembre del 2017 - Javier Suárez Piedralba (Piedrasblancas, Castrillón)

Soy de esas personas que se han imaginado ricas por la lotería o el éxito profesional. Lo suficientemente ricas como para imaginarse de golpe su independencia -no la regional, sino la del hogar- por la puerta grande, permitiéndose una casa propia, con padres de visita algún domingo sin que den la vara tanto como se la hemos dado nosotros. Creo que muchos de los que hemos pecado de poco cabales y soñadores pertenecemos a ese selecto club de ocio al ordenador con los Sims: ventana de la recreación.

En ese juego me he montado muchas películas: casado con Emma Watson (fue un desastre, se nos murió el hijo y prendimos fuego a la casa), jubilado, casado y sin hijos (iban demasiado al baño, y era un suplicio ya que no trabajaban; no había momento de descanso) o soltero e independiente (cuánta mala hierba se me metió en casa, en muchos sentidos). Todas las interrelaciones salían mal, pero coincidían en una cosa: la casa.

Soy casero, me gusta estar en casa. Me gusta no tener que verle la cara todos los días a gente que no conozco. Me gusta tener mi espacio, mi descanso, mi ocio. Me gusta el sedentarismo. Me gusta tanto lo que puede haber dentro de una casa que me distraigo fácilmente. Necesito oxigenar, claro. No aguanto más de tres días seguidos sin salir, aunque sea cinco minutos, a la calle. Puedo aguantar un "finde" sin sufrir secuelas y a veces un domingo se me hace escaso, porque tengo muchas cosas que hacer. Me gusta mimar mi tiempo de ocio, jugando con la economía de mi felicidad: invirtiendo, derrochando...

La casa es fundamental (como en los Sims), es el lugar donde pasarás la mayor parte de tu tiempo -a no ser que seas actor, empresario internacional o alguna cosa de esas-. Incluso los trabajos nómadas por distancias y efectos de la globalización se han "sedentarizado" por la incorporación de Internet a nuestra forma de ver el mundo. Raro es el nómada hoy en día, entre otras cosas porque hemos elevado a tan alta estima el interior de una casa -que le pregunten a los arquitectos sobre su relación con los decoradores de interiores- que no concebimos el ejercicio diez kilómetros más allá de nuestra casa, comer a domicilio en casa del vecino ni las fiestas con una densidad de gente por encima de las posibilidades cuadradas de nuestro hogar.

Tanto en los Sims como en alguna ensoñación me he imaginado casas de todo tipo, de una o varias plantas, de estilo más tradicional o recreando el enladrillado industrial de un piso neoyorquino, con excentricidades como entrada de mármol griega, patio japonés, sala de cine privada o limitándome a enormes ventanas para recibir claridad. Muchas casas y muy diferentes, pero todas coincidiendo en algo, en mi obsesión: separar el bien llamado en inglés "living room" en salón para el ocio y biblioteca para el silencio.

Siempre soñé con un salón con sofás, televisión, consolas y ordenador separado por una puerta corredera de una sala de estudio o de ocio mudo, donde guardar mis libros, donde tomar un café solo, o acompañado, y donde beber algún copazo con la compañía del paisaje que permita ver la gran cristalera de aquella habitación sin ruido. Muchos se la imaginarán con estanterías de madera y una mesa de escritorio propias del siglo XIX, con una alfombra como la del comedor de sus abuelos y con una butaca propia de ancianos con osteoporosis -que no estaría mal-. Pero nada más lejos. Los que hemos jugado a los Sims o a imaginarnos la casa de nuestra vida somos algo más creativos.

Algún día, en piso más o menos pequeño, o en casa más o menos lujosa, habrá personas que den cuenta de mi hogar y compartan conmigo lo nómada de las lecturas o lo grato de la copa de vino, del cigarrillo de después o del café conversado.

Javier Suárez Piedralba,

Piedras Blancas (Castrillón)

Cartas

Número de cartas: 49025

Número de cartas en Diciembre: 149

Tribunas

Número de tribunas: 2177

Número de tribunas en Diciembre: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador