Un ejemplo a seguir
El pasado día 15 de septiembre falleció mi padre, Baldomero Suárez Armayor (Mero el casín) DEP. Jubilado de la minería. Atrás quedaron muchos años de sufrimiento y momentos muy duros derivados de su enfermedad laboral, la silicosis.
Enfermedad agoniosa, que a muchas personas que hayan pasado por lo mismo, estoy seguro les vendrá a la memoria todos aquellos sentimientos de impotencia que se generan al ver a una persona tan querida no poder apenas respirar, por la falta de entrada de oxígeno en sus pulmones, mermada por la escasa capacidad pulmonar. En lo que al plano personal se refiere, la única ayuda que les puedes ofrecer son los aerosoles "Ventolín" y tu presencia para hacerles sentir en todo momento arropados con tu cariño, compañía y cuando a la mínima, la situación se ponía difícil, estando fuera del alcance de nuestras manos, cogerles y llevarles al centro médico correspondiente o al hospital.
Mi padre fue una persona afortunada en lo que al plano de la atención personal se refiere, y digo afortunado, simplemente porque me da pena ver el montón de personas mayores que terminan sus últimos años medio "abandonados" sin apenas nadie, que se preocupe de hacerles un poco al menos más feliz sus últimos años. Y digo esto, porque mi padre siempre estuvo rodeado del cuidado, cariño y atenciones que mi hermana Mari y mi hermano Juan José le han entregado, ya que por la distancia y el trabajo mi otro hermano y yo no le pudimos dedicar tanto tiempo como habríamos querido.
Mi hermana es y ha sido un ejemplo a seguir, tanto en el plano actual con mi madre, como en los años de dedicación y cariño que le procesó a mi padre, estando siempre a su lado no dejando ni un momento de estar pendiente de su salud y bienestar. Su vida ha girado siempre en torno a ellos, dejando a un lado muchas cosas de su vida personal (incluso su propia ocupación laboral) con tal de que ellos estuvieran lo más atendidos posible. Por otro lado, quiero añadir también a su vez, la dedicación, sensibilidad y cariño con la que mi sobrino Diego les ha dedicado en la misma línea que su madre, durante todos estos años.
En estos años, han sido tantas las veces que mi padre acudió por su enfermedad al centro médico de Sotrondio y al hospital Valle del Nalón, que mi familia y yo hemos podido apreciar que a pesar de los recortes drásticos que se han realizado a la Seguridad Social, en ningún momento en el plano personal, se ha perdido la calidad humana, en la sensibilidad y delicadeza con la que siempre fue atendido. Por estos motivos, queremos agradecer de corazón a una serie de profesionales que de manera relevante nos han hecho sentir orgullosos y agradecidos, por que sabemos que mi padre siempre ha estado en buenas manos.
De manera especial queremos agradecer a estos responsables del Hospital del Valle del Nalón: Juan José Flórez Gutiérrez (Neumología), Inés Rodríguez Pastore (Nefrología) y Fátima Pérez (Cardiología). A su vez, a los responsables del centro de salud de Sotrondio: Ángeles Fernández Gutiérrez (médica de cabecera) y Carmen y Margarita (pracitcantes).
Manuel Ángel Suárez Fernández, en nombre de la familia de Baldomero Suárez Armayor
Langreo
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