La prueba de alcoholemia en la caza
La severa terquedad en la vileza del populismo demagogo mostrada en algunas expresiones emitidas con irresponsable veleidad por ciertos personajes relacionados con la supuesta defensa de la biodiversidad, en un afán notable de lanzar descrédito sobre los cazadores -signo inequívoco de una identidad que pretende ser, cuando menos, destructiva para el sector de la cinegética en sus vertientes social y económica- no obedece a una realidad virtual de los hábitos y costumbres de un colectivo ejemplar sobre el que, algunos interesados pretenden relacionar, antes y durante una jornada de caza, con la carencia de moderación en la ingesta de bebidas componentes de alta graduación de alcohol u otras sustancias tóxicas para la salud que por sus efectos haya llevado al consumidor a una pérdida circunstancial de movilidad funcional física y del raciocinio.
Se subordinan, sin embargo, este tipo de inculpaciones a una estrategia, como parte activa de una formación critica de filón inagotable, cuyos principios ideológicos contrarios a la caza, buscan con denuedo la apertura de frentes comunes hacia el desprestigio de un gremio, el de los cazadores, ya demasiado castigado con impertinentes necedades y conjuras de todo tipo con la distante y displicente mirada de nuestros servidores públicos, los políticos.
Sobre este asunto, no deben de ser generalizados para hacer motivo de desagravios, aspectos ocasionales que previamente desde adentro no hayan sido detectados y adoptado las medidas oportunas en evitación de incidencias que tengan un grado de anormalidad. La caza es un movimiento deportivo que sale al campo mayoritariamente de continuo en periodo de veda abierta en plenitud de facultades físicas y mentales de todos sus miembros. Nadie sube al monte formando parte del grupo de caza mostrando el estado característico físico y mental que producen este tipo de irregulares situaciones. Conductas muy esporádicas, anteriores y durante la jornada de caza, que se hayan podido dar en este sentido, han sido debidamente controladas a tiempo por sus compañeros para proceder a inhabilitar a quien ha dado muestras inequívocas de mostrar estos síntomas. Un hecho puntual excepcional no ha de servir para convertir en un todo que faculte desmembrar la tradición de un comportamiento ejemplar, al que sirven con verdadera dedicación y solvente garantía los cazadores en su faceta de servicio permanente a la ciudadanía.
Viene todo esto a cuento, ante la iniciativa de un grupo promotor caracterizado de significado carácter anti-caza, que pretende exigir se adopten sobre el sector cinegético sistemas de medición oportunas y eficaces que faculten probar índices de consumo de alcohol. Una fórmula preventiva que trate de evitar posibles accidentes en el transcurso de las cacerías, ante una eventual supuesta pérdida en el control de los sentidos y reflejos por estos causas, que pudieran darse en alguno de los participantes.
No hay razones que indiquen la necesidad, ni tan siquiera la conveniencia, de realizar a la caza social, que es la que señalo por ser la que conozco en profundidad de sus defectos y virtudes, este tipo de controles. Que se tengan noticias a fecha actual, no hay registros de causas indecorosas o punibles derivadas de determinadas acciones provocadas por haber ingerido sustancias toxicas para la salud que deriven en la perdida de la razón.
Evidentemente se tiene que clasificar desde el sector este inusual procedimiento como una grave injerencia exterior en asuntos que no son incumbencia de sus promotores, empeñados como están, en querer deslegitimar y erradicar cualquier vínculo de la caza con la sostenibilidad, fomento y protección de un recurso natural tan sumamente necesario, como son las especies de caza y aquellas otras clasificadas como protegidas, así como las numerosas prestaciones que concede a la sociedad. Algunos "voceros", en funciones de críticos mal intencionados provenientes de actividades ejercidas en la naturaleza de nuestro sistema montañoso, cuando reprueban cuestiones infundadas que apuntan a la caza como destino, sería recomendable que antes de ver la paja en el ojo ajeno, vieran la viga en el suyo propio. De actitudes y comportamientos de otros, los cazadores sabemos bastante, porque lo hemos visto.
Eduardo Bros Martínez
Oviedo
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

