La nueva ordenanza de terrazas de Noreña

Aún reconociendo la importancia y necesidad de la nueva ordenanza y de valorar positivamente el impulso que a la misma ha dado la compañera Valentina, concejala del ramo, no por ello renuncio a efectuar algunas consideraciones críticas en relación con el procedimiento de elaboración y contenido de la misma.

Para comenzar, no puedo pasar por alto el dislate, o cuando menos falta de previsión, que supone el anuncio en prensa (La Nueva España 19-01-2010; E Nora, 21-01-2010) del trámite de información pública de la ordenanza, cuando el anuncio oficial del trámite fue publicado hace ya más de un mes, concretamente en el BOPA de 11-12-2009, publicación a partir de la cual comienza a computar el plazo de dos meses legalmente previsto para examinar el expediente y presentar alegaciones. Téngase en cuenta que la mayoría de los ciudadanos no son habituales manejadores de los boletines oficiales y que, aun así, la publicación de un anuncio en un boletín de esta clase puede pasar desapercibida para los más expertos.

Por otra parte, señalar que el grupo municipal del que formo parte estudió en su momento la ordenanza y formuló enmiendas a los sucesivos borradores, sin que fueran apenas tenidas en cuenta por el equipo de gobierno. De hecho, en el pleno donde se aprobó inicialmente el texto de la ordenanza reiteramos las mismas, habiéndonos decantado por respaldar el texto inicial con el objeto de no retrasar la aprobación de una normativa que estimamos necesaria para el municipio, sin perjuicio de formular posteriormente en trámite de información pública las correspondientes alegaciones.

Igualmente, y asumiendo aquí nuestra cuota de responsabilidad, entiendo que no ha mediado el trámite de mayor importancia, que no era otro que la imprescindible participación y consulta a los hosteleros del municipio, principales aunque no únicos afectados por la normativa.

Ya por lo que se refiere al texto de la ordenanza, que a mi juicio no constituye precisamente un dechado de técnica normativa, cabría discutir muchos aspectos, aunque por razones de limitación de espacio, tan sólo me referiré a alguno de ellos.

Así, la ordenanza incluye una disposición transitoria que prácticamente no sirve para nada. Considerando que la nueva normativa va a suponer una notable inversión económica para el sector afectado, entendemos que debería incluirse un período de adaptación más o menos amplio, por ejemplo dos años, para que los titulares de los establecimientos que ya cuenten con licencia municipal puedan adaptarse a la misma, plazo a partir del cual ya sería condición imprescindible para la obtención de nueva autorización ajustarse estrictamente a todas las condiciones de la ordenanza.

Además, y dada la problemática legal que plantearía una posible exención de tasas, entiendo que debería apoyarse al sector afectado, por un lado, congelando las tasas para el próximo ejercicio; por otro, estableciendo en los presupuestos municipales una dotación dirigida a subvencionar económicamente los importantes gastos derivados de la adaptación a la nueva normativa.

Además, la entrada en vigor de la nueva normativa no podría implicar, sin más, la supresión de la autorización de instalación de terrazas sobre la calzada, como parece desprenderse de las declaraciones a la prensa de nuestra compañera de Corporación, ya que no conozco normativa alguna que establezca tal prohibición de forma absoluta; en cualquier caso, y como prescribe la normativa estatal sobre tráfico y seguridad vial, será competencia del Ayuntamiento autorizar o no dicha ocupación, de acuerdo, eso sí, con ciertas limitaciones.

Por último, resulta ciertamente excesiva, a mi juicio, la cuantía de las multas previstas en el capítulo correspondiente al régimen sancionador. En este caso se han tomado como referencia las ordenanzas municipales que establecen las sanciones más gravosas, sin tener en cuenta, por el contrario, otras que reducen considerablemente el importe de las sanciones pecuniarias.

Por todo ello, y al margen de que se pueda estar o no de acuerdo con las presentes apreciaciones, animo, no sólo a los hosteleros sino al resto de vecinos de Noreña, a conocer el texto de la ordenanza y formular propuestas y alegaciones al mismo, propuestas cuya viabilidad y posibilidad de inclusión en el texto definitivo estudiará gustosamente este grupo municipal.

Atentamente.

Domingo-Guzmán Herrera Fernández.

Concejal del PP en el Ayuntamiento de Noreña.