Lealtad y palabra
Ya te fuiste Manolo “Gofer”, pero tu lealtad y palabra será un recuerdo que perdurará en mi mente mientras el destino me dé vida.
¿Te recuerdas Manolo? ¡Cuántas horas pasamos en grata compañía mientras debatíamos, hoja por hoja, el contenido de mis libros! ¿Cuántos debates surgían entre nosotros, tú con tu sabia experiencia y lealtad me ibas marcando el camino, aquel camino, tan duro y difícil, que se presenta a un escritor?
Aquellos momentos, Manolo, de lealtad y tus sabias palabras que mediaban entre nosotros en tu imprenta Gofer situada, antaño, en Buenavista. Todo ello iba surgiendo cuando los trabajadores habían cumplido su jornada de trabajo. Aquél era el momento que juntos compartíamos la corrección de mis libros.
Fueron momentos de una fiel lealtad que por encima de todo quiero resaltar de nuestra entrañable amistad: lealtad y palabra.
En tu recuerdo me quedo con todo ello.
Seguí el proceso de tu enfermedad a través de tus hijos, Marcos y Alberto, ya me comentaron que tu vela se iba agotando paulatinamente y ellos me dijeron: “Nicanor, quédate con su recuerdo tal cual lo conocías porque éstos no son momentos gratos para una despedida”.
Así lo quise entender y respeté su decisión. Pero hoy me quiero despedir de ti dándote las gracias por tu ayuda y por tu saber estar, y por encima de todo ello: tu lealtad y palabra.
Hasta siempre, compañero. Hasta siempre, amigo Manolo.
Nicanor Rozada
La Paré, Santa Bárbara
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