Saber de la justicia
Que posiblemente para saber de quién es uno en el mundo, habría que saber lo que opina el mundo en general de uno. Y a partir de ello nos daría una idea, al menos, se supone, medianamente acertada de quiénes somos, del lugar que ocupamos o del que debiéramos ocupar. Que donde hay cultura, unas leyes que respetar y una democracia. La opinión de todos por tanto sí cuenta (ateniéndonos al más justo de los sistemas). Otra cosa es que todo se pueda corromper y se dice que de la cosa que más corrompe a la persona es el poder. Pero habida cuenta de que la justicia tiene que prevalecer y “que las cosas tienen que caer por su propio peso” todo habría que esperar, tarde o temprano, ocupe su lugar debido. Si no sería como desentender de los progresos esperados en el seno de la sociedad y el nada entendiera a lo que realmente somos. Llegando a ser todo de lo más injusto y que nada encontrará su cauce debido. Debiendo encontrarse el cauce debido paro que todo se conduzca por donde debiera de conducirse. En un entendimiento digno y todo lo que sea dignificable dignificarlo. En el saber de la justicia.
David Piquero Soto
Langreo
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