Redistribuir las empresas
A la vista de lo que está pasando en Cataluña, tanto el desafío independentista como los datos relativos a la fuga de empresas, llego a la conclusión de que todo esto es la consecuencia lógica (como todo, todo lo que sucede es siempre la conseciuencia lógica de algo hecho previamente) de la actuación de los sucesivos gobiernos de España en los últimos 40 años.
Porque quedo atónico al ver, en los datos de la fuga de empresas, que prácticamente la totalidad de las empresas, nacionales y multinacionales, que a lo largo de esos años han establecido sus sedes en España para atender la fabricación y negocio de sus productos en el mercado español de 45 millones de consumidores, lo han hecho en Cataluña, bajo la supervisión de los sucesivos gobiernos de España, seguramente cediendo a presiones de lobbies catalanes, seguramente presiones políticas para asegurarse apoyo de nacionalistas en el gobierno de España. Esto me parece grave, y ha dado lugar a un desequilbrio en la distribución de las empresas que debería haber sido tutelado, dirigido, para su reparto a lo ancho de todo el territorio nacional, de una manera homogénea y equilibrada. Para eso está el Estado.
Y claro, eso es lo que hay ahora. Cierto sector de catalanes, avispados y rufianes, dándose cuenta de que esa acumulación de empresas en Cataluña, que para nada tiene que ver con la iniciativa, el trabajo y el buen hacer empresarial de los catalanes ni de ninguna superioridad de estos para el desarrollo empresarial sobre el resto de los españoles, ahora se ven, con todas las empresas nacionales y multinacionales que atienden a los consumidores de toda España succionando todo el dinero del consumo español, y llevándolo a Cataluña en la medida que las empresas dejan dinero en donde están establecidas, succionando así Cataluña el dinero del consumo español, pues ahora que se han hecho con todo, apaga y vámonos, aquí no se reparte con España, todo esto para nosotros sólos. Tiene su lógica. No es cuestión de corazoncito y lagrimita nacionalista, pues una nación no es más que un territorio con unos ciudadanos organizados, organizando su vida, su seguridad, sus pensiones... en definitiva, algo práctico y útil a los ciudadanos, no hay más. Menos corazoncitos, banderas y cánticos emocionados. Sencillamente quieren quedarse con la riqueza que es de todos, el dinero de todos, viéndose subidos a un chollo. Menudos piratas estos nacionalistas.
Y creo que esto se acabaría con una redistribución (definitiva) de estas empresas, de esta riqueza, por todo el territorio nacional, de manera lo más homogénea posible, para evitar estas concentraciones en ninguna otra parte que repita esa tentación separatista al verse privilegiada y pudiendo vivir mejor que los demás, con lo que es de todos exclusivamente para ellos. Todo desequilibrio en un sistema da lugar a tensiones y convulsiones, es una ley física, universal. Y el desequilibrio de la distribución/acumulación de riqueza en los distintos territorios de una nación, a convulsiones separatistas.
Y si se independizara ese territorio de España, allí quedaría un mercado de 5 millones de consumidores, y en el resto de España, uno de 40 millones. Que el Estado del resto de España propiciara, de manera enérgica, la instalación en territorio del resto de España, de las instalaciones todas las empresas que quieran negociar con los consumidores del resto de España, de manera que dejaran su beneficio al estado, obtenido con dinero de los españoles, en el territorio de España, sin consentir, en ese supuesto, que un solo céntimo de nuestro dinero se lo llevaran los corsarios catalanes. Esa sería la solución. Esos serían los dientes que la blandengue España (sus gobernantes y jefatura del Estado) deberían mostrar. Resolvería el problema.
Alfredo J. Quintana García, Lugones (Siero)
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