Al que quema
Hoy vi una foto de hace casi tres meses en el mirador del Boi, un día estupendo que pasé junto a mi pareja y un amigo de toda la vida en el Occidente de Asturias , un lugar verde y lleno de vida que hoy luce negro, pasto de las llamas, junto al Valledor. Allí se sitúa mi pueblo (Fonteta), lugar donde nacieron mis abuelos y que también ha sufrido el paso del fuego, y donde he veraneado siempre, un lugar al que me encanta llevar a amigos por qué me siento orgulloso de su belleza, ya que sé que pocos sitios hay así.
Me da mucha lástima y mucha rabia verlo ahora así. Pero más lástima me das tú, el que lo enciende, el que quema, porque nunca has tenido ni tendrás el placer de sentir por ningún lugar lo que sentimos nosotros por aquel Valle, por aquella tierra que, cuando éramos pequeños, era mágica. Aquel lugar del que con entusiasmo hablabas a tus amigos después de las vacaciones de verano y contabas las cosas que habías visto, corzos, jabalíes, las trastadas que habías hecho y lo bien que te lo habías pasado. Hoy que somos más mayores es nuestro lugar de descanso y relajación, donde vas para olvidar, para relajarte, para despejar, para encontrarte con gente con la que has crecido y recuerdas trastadas de aquella época mágica entre risas.
Por eso me das lastima tú más que nadie, porque eso nunca tendrás la oportunidad de experimentarlo y eso no se puede quemar, no nos lo puedes arrebatar. Y también porque podrás encender cientos de veces, pero volverá a salir. Los pastos brotarán, las flores florecerán, los árboles crecerán y los animales volverán.
Adrián Canal Álvarez, Noreña
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