Tiene bemoles
La señora Alcaldesa de Barcelona ha dicho: “Lo que vivimos en Cataluña el día 1 de octubre, en diferentes lugares, es la cobardía de un presidente que envió a miles de policías con la consigna de explayarse y encarnizarse con una población indefensa”. “No era una actuación policial normal”, hemos recabado casos de “agresiones sexuales” a mujeres durante algunas cargas.
Afirma el consistorio Barcelonés sobre los guardias civiles y policías que “la violencia ejercida tuvo un marcado carácter sexista”. Los agentes “iban a por las mujeres. Al menos dos de las víctimas (mujeres) atendidas, relataron agresiones sexuales, acompañadas de expresiones vejatorias como ‘puta’ o “no me gustan tus pechos”.
Sirva como ejemplo el testimonio de María Torrecilla, que salió en televisiones de todo el mundo: “Me han tirado escaleras abajo, me han dado patadas, me han roto los dedos uno a uno, en medio de las escaleras con la ropa levantada, me han tocado las tetas y se reían y me han pegado, y esto mientras los grababa todo el mundo”.
(Bueno, en este caso, lamentablemente, ni la señora en cuestión tenía un solo dedo roto, sino que además, le habían escayolado la mano izquierda, cuando el policía la había sujetado la derecha). Y para más inri, avergonzada (supongo) declaró a TV3: “En aquel momento me hizo mucho daño el golpe, y fui diciendo que me habían roto los dedos, porque es lo primero que te viene cuanto estás en esa situación”.
Pregunta para psiquiatras: ¿Reacciona así el hipotálamo ante un golpe en una escalera?
Un relato de Kafka sería menos disparatado.
Por otra parte, tenemos que reconocer que estos policías son súper policías, super héroes, encarnación viva de los mitificados Supermán, Batman, Hulk o Spiderman. Ver si no. En plena manifestación, con las pulsaciones a 190, concentrados, metidos de lleno en el follón, arrastrando a “pacíficos” resistentes, aún tienen tiempo de tocar lascivamente a las señoras, provocarlas con palabras soeces, y hasta tirarlas por las escaleras. Más Kafka.
Recuerdo, señora Alcaldesa, otras declaraciones suyas: “Dos personas del mundo judicial me dijeron que estaba muy buena y que podíamos hacer cosas.... Ni siquiera sabría contar el número de veces en las que me he encontrado en situaciones como ésta y mucho peores”.
¿De verdad lo dice en serio, o es una cuestión de mimetismo con la señora. Torrecilla?
Otra opción que se me ocurre, señora. Colau, es que usted odie a todo aquel que lleve uniforme, y represente a España. Pues entérese que esos a los que tanto defenestra y vitupera, son nuestras fuerzas de orden, señora, nuestros protectores, También los suyos. Y no me parece coherente, proporcional, ni siquiera inteligente por su parte, esa especie de fobia que siente usted por los uniformes, salvo que sean de los Mossos d’Esquadra, claro.
Lo dejó entrever cuando exigió al Ejército que abandonara las prácticas de tiro en el Parque de Collserola, o, cuando en el XXVII Salón de la Enseñanza, se acercó a dos oficiales del stand del Ministerio de Defensa, para decirles que “no le gustaba que estuvieran en el salón”.
Lo suyo tiene bemoles, señora. Muchos. Con los casos de violencia sexista que aquejan a este País, sus afirmaciones son cuanto menos, triviales, infundadas y oportunistas. Y no ayudan.
Acusar tan gravemente, sin pruebas, incitando a la violencia, injuriando a unos cuerpos de seguridad que se han visto en medio de todo este lío montado por los dirigentes catalanistas, recibiendo de un lado y de otro, de buenos y malos, solo por cumplir con su deber, no debería, en modo alguno, quedar impune.
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