Una sanidad que es la envidia del mundo
Cuando este pasado junio después de una semana de tener visión doble, decidí ir a mirarme, el oculista me dirigió hacia la neurología.
El primero que me pudo atender, el Dr. San Narciso, en Avilés, me hizo las pruebas de rigor como una resonancia magnética abierta que sirvió para que se diagnosticara un aneurisma cerebral gigante, es decir, una hinchazón de una parte de una carótida que conlleva el peligro de abrirse y tener un derrame cerebral fulminante.
El Dr. San Narciso me derivo por mi seguro de salud hacia los neurólogos del Centro Médico en Oviedo, los cuales, una vez analizado los informes que llevaba, me aconsejaron sin duda que esto era competencia de la unidad de neuroradiología intervencionista del HUCA, también en Oviedo, concretamente que me viera el Dr. D. Pedro de Vega.
Cuando llevo los informes por urgencias y los analizan ya me dejan ingresado de inmediato para completar las pruebas con un escáner cerebral que confirma el diagnóstico primero.
Dada la gravedad que puede originar un accidente vascular tan severo, el Dr. D. Pedro de Vega me propone la intervención inmediata mediante un tratamiento endovascular (introducción de un stent o pequeño tubo que una las dos partes sanas de la carótida a través del aneurisma) y me explica los riesgos a los que nos enfrentamos: complicaciones como posible ceguera, accidente de derrame vascular terminal, etc. Esto, para mí, un varón de 57 años sin haber tenido nunca una hospitalización y gozando de una salud muy digna, me supone una preocupación tremenda.
También me explica, tranquilizándome, que la intervención, aunque no es urgente debe ser rápida, diferenciándome bien los tiempos. Así que le solicito un mes para poder tener una segunda opinión de otra unidad tan especializada y apoyándome en mi propio seguro de salud privado concerté cita con el Dr. Cabasco, de la Clínica Quirón de Madrid, otro reconocido especialista de la misma rama.
Una vez en su despacho confirma todo lo que me habían dicho en Asturias, argumentándome que estaba en muy buenas manos en una unidad dirigida por el Dr. D. Pedro de Vega y que ellos allí me propondrían el mismo tratamiento, así que con la decisión en firme bajo el brazo me dirijo nuevamente a ver a nuestro doctor asturiano y a decirle que me pongo en sus manos.
La intervención fue todo un éxito pues fue un miércoles de mañana y dos días después ya me dieron el alta para llevar una vida normal.
Hasta aquí el relato de los hechos que marcaran este año como especial para mí, ahora haré un pequeño comentario de todo este proceso.
Primero, quiero agradecer a todo el equipo de Radiología intervencionista la atención y la profesionalidad demostrada en mi experiencia, en especial al Dr. D. Pedro Vega, que en la segunda entrevista que tuvimos ya me explicó que no era De Vega sino sólo Pedro Vega, enseñándome sin duda una humidad, mamada y enseñada en casa, un hombre joven de Cangas de Narcea, a quien quiero aprovechar y felicitar a sus padres, de todo corazón.
Quiero agradecer a las mamás que me atendieron en el servicio de reanimación posterior, Raquel y Begoña, porque me atendieron como una madre trata a su querido hijo.
Y por último, dar el testimonio de que, aunque con seguro privado de salud, al final la sanidad pública que tenemos es de lo mejor, de ser consciente de lo que nos cuesta, somos la envidia de muchos países que, incluso creyéndose superiores, no llegan a esta tasa de asistencia tan excelente.
Orgulloso del país que tenemos quiero mandar mi más sincero agradecimiento por estos hechos que me han acontecido.
Marco Antonio Torres Felechosa
Gijón
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