Irse del rebaño
Parece que es difícil plantarse, situarse en una posición firme y exigirse decir para tus adentros "aquí estoy". No renunciar a las convicciones propias, responder por aquello en lo que se cree y ser fiel a uno mismo.
En la mayoría de las ocasiones esta actitud puede significar verse apartado, experimentar una sensación de no pertenencia, de no integración; ser una suerte de bicho raro que se empeña en nadar contra corriente, mientras otros disfrutan felices del cómodo fluir general que les hace partícipes, los integra y los comunica, facilitándoles una interacción que ese otro parece no compartir.
Muchos de aquellos son individuos que no les importa desdecirse de sí mismos, no les afectan permanentes cambios de parecer o la infidelidad personal, mientras puedan sentir que se mantienen disponibles para el disfrute de ese premio que es su satisfecho gregarismo. Esa pertenencia al grupo a toda costa, por encima de todo, comporta un sentimiento de complacencia, de bienestar y protección, que facilita la unión. Y para algunos esa unión es mas importante que el valor de sentirse honestos, completos como individuos. El único temor que conciben es el de verse a sí mismos ante el desdichado desamparo que supone ser seres únicos; únicos, por lo que ello pueda tener del sentido de estar solos.
Es cierto que la vida en sociedad nos obliga a unos mínimos de relación con los demás. Hemos de intentar acercarnos a los otros para que las relaciones sociales pasen sin negatividad. Pero este acercamiento, esta relación dinámica y superficial en el trato cotidiano no tiene nada que ver con otras más cerradas, mezcladas de deseos e intereses que mueven a unos con otros en variadas y animadas correspondencias: la de sumisión-mando, la del patriarcalismo condescendiente, la de la existencia por rangos, la subordinación mental..., y todo ello con un cierto tufo a clan. Son formas de relación que matan lo que de especial pudiera haber en cada individuo, lo que hay de libertad en el sentimiento autónomo de cada persona. Tal sentimiento autónomo, de capacidad independiente, representa una causa principal para el crecimiento personal, verdadera razón del existir. Quizá el único camino para llegar a ser completo como individuo: ser dueño de los propios actos, observador de los sentimientos, agente activo y crítico de los pensamientos: tanto mas individuo en cuanto que menos animal; tanto mas persona en cuanto que animal mas racional.
Porque, para qué engañarnos, el rebaño es de reacciones primarias.
Fernando Martínez Álvarez, Grado
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