Nisa, capital del "Alentejo francés"
Nisa es la capital de un concejo portugués del Alto Alentejo que lleva ese mismo nombre. Aquellas son tierras fronterizas de la comarca de Alcántara, en la provincia de Cáceres, y por allí es donde el río Tajo español se hace “Tejo” en Portugal, en el lugar de Vila Velha de Rodão.
Se puede observar que Rodão es la palabra lusa para denominar el Ródano, el conocido río francés y se ve también que Nisa debe su nombre a la famosa Niza de la Riviera francesa; lo mismo que otras fregresias o parroquias del concejo, como Montalvão, Arez y Tolosa, denominaciones derivadas de los nombres galos Montauban, Arles y Toulouse. La razón es que esa comarca fue repoblada con gentes que llegaron del sur de Francia, traídas en 1199 por el rey Sancho I y por eso todavía es fácil encontrar allí referencias al “Alentejo francés”.
Es una comarca con dehesas agrícolas y ganaderas, con mucho bosque – este pasado verano protagonista de tremendos y dramáticos incendios -, tiene naranjos, un queso de oveja con denominación de origen “Queijo de Nisa”, muy presente en los mercados del país luso, y tiene también canteras de granito.
En Nisa destaca la amplísima plaza que hay a su entrada, en uno de cuyos rincones se alza una puerta medieval que abre a la villa histórica, en la que se conservan las callejuelas de la judería, con casas de puertas arqueadas a las que se añadieron cruces para cristianizarlas tras la persecución que también allí sufrieron los judíos, casi un siglo después de ser expulsados de España.
En otro lugar de la gran plaza exterior a la villa antigua se puede ver la llamativa y bonita Capela do Calvario, blanca, con zócalos y contornos de pertas y ventanas amarillos - un amarillo claro, similar al “albero” de las plazas de toros andaluzas - como es tradicional y frecuente en las construcciones de esas comarcas alentejanas del norte, a diferencia de las del Alentejo Central y del Baixo Alentejo, más al sur, donde se usa con mayor frecuencia el azul o el rojo, que el amarillo.
Tiene Nisa una cerámica de barro, con piedrecitas de cuarzo incrustadas, típica y compartida en tierras de los dos lados de la raya luso-española o alentejano-extremeña. Además, mantiene una actividad de artesanía popular que también se manifiesta en bordados de estilo propio, muchas veces con el buen tiempo, realizado en la calle y en compañía de otras bordadoras.
Ángel García Prieto, Oviedo
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