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Sobre responsabilidades, aclaraciones y alusiones

25 de Octubre del 2017 - José Manuel Carral Fernández (Moal, Cangas del Narcea)

En escrito publicado el día 20 de octubre en este periódico firmado por José Alipio García Menéndez (Tablado, Degaña) y titulado “Las responsabilidades”, por alusiones hacia mi persona y como guarda forestal del concejo de Degaña, deseo realizar algunas aclaraciones y consideraciones. Y es que del propio título del mismo se podría colegir o deslizar que en el desempeño de mi trabajo y mis responsabilidades profesionales se me pudiera relacionar negativamente con los graves incendios acaecidos en el concejo. En todo caso, lo que me parece irresponsable e incoherente es mencionar y extender rumores que dicen ser “increíbles” (sic). Antes de sembrar dudas conviene estar bien informado sobre el cometido y responsabilidades que tienen los guardas forestales en lo que a sendas, pistas, etc. se refiere. En mi caso y en Degaña (no en Cangas, ni en Ibias), por tratarse de montes públicos, toda actuación conlleva conformidad de la entidad propietaria del monte, es decir, en este caso Ayuntamiento de Degaña y Parroquia Rural de Cerredo, y sujeta a la normativa aplicable. Siendo concreto, solamente tengo responsabilidad directa y supervisada por mis superiores (hay otras, pero no directas) a la hora de valorar y decidir si las actuaciones que propone previamente el Ayuntamiento, no yo, en materia de prevención de incendios (fajas auxiliares) y que todos los años se publican en el BOPA se ajustan a las bases. Infórmese, don José Alipio.

Esta valoración citada es técnica y prioritariamente centra sus criterios en actuaciones para prevenir incendios. Hay que comprobar, por ejemplo, si la cartografía que se aporta se ajusta a la realidad, longitudes y superficies, límites municipales y provinciales, pues se costean con dinero público en función de dicha información. No es la primera vez que se incluyen actuaciones de sendas ¡inexistentes! No digamos ya, innecesarias o no relacionadas para nada con la prevención. Se dan duplicidades y gastos innecesarios incluso con otras administraciones (rutas turísticas, etc.), y así una gran cantidad de situaciones y circunstancias que el guarda tiene, primero, que filtrar y, después, certificar si su ejecución es correcta. No es el guarda el que fija los plazos de ejecución ni tampoco decide quién las ejecuta. Es más, en general, son las propias empresas ejecutoras e interesadas las que hacen los proyectos. Imagínense las situaciones que se pueden dar.

Algunos creen que estas ayudas son un cajón de sastre que vale para todo y no es de extrañar que se traten de incluir en estas ayudas cualquier cosa, como sendas para los cazadores, recreativas en áreas sin riesgo de incendio y de altísimo valor ecológico o en zonas de fincas y prados sin riesgo alguno. En pocas palabras, estas ayudas, sufragadas con dinero público, no están destinadas a caprichos ni veleidades, ocurrencias o intereses privados. Resulta fácil hablar cuando no se tiene ninguna responsabilidad legal.

Por si fuera poco, tengo que añadir que cuando en el Ayuntamiento se me ha preguntado mi opinión al respecto, siempre he mantenido (nunca de forma vinculante, que ni puedo ni debo) que prioritariamente, en la medida de lo posible, lo aconsejable, dadas las limitaciones presupuestarias, era centrarse en la seguridad de los núcleos urbanos por cuestiones evidentes. Voy más lejos en el tiempo, fui yo quien sugirió al servicio del que dependo que se hicieran fajas con retro-araña, por ejemplo, en la zona de Tablado, en la solana de Degaña y desbroces en fincas colindantes siempre más allá de mis estrictas competencias, pues como he dicho en reiteradas ocasiones, no soy promotor de obras. En vano, y encima, se insinúa y cuestiona mi interés.

Pero todavía voy a ir más allá para dejar en evidencia sus argumentos, y es que en el caso de la famosa pista de Fondos de Vega, cuando el Ayuntamiento -y esto debo recordarlo- solicitó rozarla, denegué la ayuda justificando que, antes de nada, la pista debía ser transitable. Debo recordar también que son los pedáneos de los pueblos quienes proponen las actuaciones. En el caso de la pista citada, del Río de Cerredo, fui yo quien denuncié su estado y a los que lo habían provocado. En el expediente inicial precisamente se aludía a que las personas denunciadas debían restaurar la pista para facilitar el acceso entre otras cosas para la extinción y prevención de incendios. ¿Qué cosas, eh? Del resto de las actuaciones y pistas de las que usted habla, algunas en Muniellos (Reserva Integral con limitaciones de uso) o limítrofes, yo me pregunto si además del fuego no tendrá o tendrán -pues habla en primera persona del plural- otros intereses, lo cual yo cuestionaría o al menos discutiría. Conviene no mezclar las cosas. Por cierto, el guarda que increíblemente tiene tanta discrecionalidad es el mismo que hace años denunció a un vecino suyo por quemar junto a su pueblo. Pocas denuncias me temo que hay en esta materia en el concejo. También denuncié a otro vecino de su pueblo por impedir la labor inspectora de la guardería. En ambos casos con condena.

Y para no saber nada de gestión de incendios, según sus palabras, o bien el artículo no aporta nada o de nuevo incurre en una manifiesta incoherencia. Creo que hay oportunismo y afán de notoriedad. No me extenderé sobre su particular visión intervencionista del bosque y la naturaleza, pero le recomiendo que tampoco mezcle el pasado con el presente, puede meterse en un berenjenal. Lo que sobran son guardas que miran para otro lado, no la ley ni los que tratan, si les dejan, de hacerla cumplir. Finalmente, considero justo decir, y nunca mejor dicho, por desgracia, que pondría la mano en el fuego por los vecinos de Tablado. No son los autores de los incendios, de eso hace mucho.

José Manuel Carral Fernández

Moal (Cangas del Narcea)

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