Concierto de toses
En los 30 años que llevo asistiendo a la ópera en el teatro Campoamor, nunca había salido tan furiosa de una función como el pasado sábado 23 de enero. Lo curioso es que mi ira no era ni contra los cantantes, ni contra los músicos, ni contra ningún otro responsable de la representación, sino contra una parte del público. Me explico: los que teníamos entradas en anfiteatro y general tuvimos que soportar a unos cuantos individuos que se pasaron toda la ópera tosiendo. Sin parar. Es la primera vez en 30 años que cuando la ópera termina escucho a la gente comentar las toses en vez de cómo resultó la función. Sí, ya sé que hay que ser tolerante y bla, bla, bla. Pero una cosa es toser un poco si no te puedes aguantar (aunque hay caramelos buenísimos que te ayudan a controlar un poco la tos) y otra cosa es que las toses durasen más que las arias de la ópera. Y que tosieran a pleno pulmón, sin hacer el menor esfuerzo por taparse la boca y ahogar el sonido. Y que no se fuesen en el descanso a su casa al ver que no eran capaces de controlarse.
Por favor, el que tenga mucha tos que se quede en su casa. Muestren un poco de respeto por los demás.
Francamente, no sé cómo estuvo la ópera del sábado. Sólo sé que me pasé la representación deseando levantarme y ponerme a dar gritos. Pero a mí no me gusta molestar a los demás.
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