Asturianada olvidada
El día 14 de enero, don Joaquín Areces Antuña, desde Pola de Siero, en una carta enviada a este diario se lamentaba con mucha razón de la ausencia del tambor en los cien años de música asturiana; estoy de acuerdo con don Joaquín, pero he de puntualizar que no sólo el tambor fue el gran olvidado, para mí la gran olvidada ha sido la asturianada y algunos de sus mejores intérpretes.
Cien años de música grabada tiene que dar para mucho más de lo que nos ofrecieron. Me parece de una descortesía tremenda olvidarse de cantantes de la talla de Laudelino Alonso o Jesús Román Prieto, intérpretes fabulosos que les tocó vivir la época más dorada de la canción asturiana por la cantidad y calidad de cantantes que había entonces, como tampoco podemos olvidarnos de Adelina Baragaño y Armando Montes, ambos campeones del concurso «Región»; de José Luis Fernández (El Ruiseñor de Langreo), de Marcelino Fernández, Mere (el Manquín), Celestino Rubiera, Maximino Solís Lada, Fidel Díaz, Pepín de la Rumia, Jaime Calella, Jeremías Cuello, Avelino Corte, Manuel González (Manolo Ponteo), Mary Celi o María Luisa Ordóñez, Ricardo Díaz, José Antonio González (Cantu la Vara) y tantos otros. Todos ellos ganadores de muchos concursos. Si equiparáramos la canción asturiana con el fútbol, diría que todos ellos son cantantes de Primera División y por lo tanto merecedores de estar representados en la carpeta dominical de su publicación.
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