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Huelgas de ayer y hoy

29 de Enero del 2010 - Diego Heres (Gijon)

El miércoles hubo una huelga en la enseñanza concertada en Asturias. La justicia social llamó a filas de nuevo a las huestes proletarias para defender su dignidad ante la opresión fascista, burguesa o reaccionaria según se mire.

No se me escandalicen: Compañeros de mi trabajo reaccionan indignados ante mi negativa a secundar la huelga y acudir a mi labor como siempre, y lo hacen en términos que remedan un lenguaje propio de la Asturias del 34.

¿Osea que renuncias a tus derechos?

Tengo derecho a hacer huelga y también a no hacerla, si los sindicatos quieren realizar unas reivindicaciones (que me parecen muy justas), considero que existen métodos para hacerlo sin que tengan que pagar el pato los más débiles: los padres y los niños.

No nos engañen ni nos engañemos, una huelga en el sector de la educación solo tiene una víctima y no es ni el opulento empresario, ni el consejero Riopedre ni la oligarquía gubernamental. Las únicas victimas de esta forma reivindicativa son los niños que deberán interrumpir un proceso lectivo. Aún no han asimilado que deben desperdiciar horas lectivas en clases de bable, que si su profesor se pone de baja están durante quince días en un limbo educativo hasta que la burocracia tiene a bien proporcionarles un sustituto, los programas de atención a la diversidad son otra ley de dependencia con mucho ruido y pocas nueces y ahora encima se les exige desde los sindicatos que apoyen la reivindicación de los derechos de sus representados renunciando a su derecho a recibir una educación. Porque sí, porque los representantes sindicales no disponen de servicios jurídicos que lleven a los tribunales los acuerdos firmados e incumplidos, no tienen tiempo (hace mucho frio) para poner una tienda de campaña enfrente de la Consejería de Educación hasta que se les reciba, porque, en definitiva, se anteponen los derechos y privilegios sindicalistas a los derechos fundamentales de los niños.

Sea este el fin último, mejorar la calidad de la educación, de los más loables a los que debe dedicarse el hombre. Pero es de bien educados que los párvulos solo reciban de este proceso sus resultados. No es de civilizados hacer partícipes a los menores de los procesos de negociación, implicarles en juegos de mayores, si no queremos conseguir que consideren la lucha por los deberes laborales como una suerte de recreo extraordinario y aleatorio. Mi hijo de 6 años ya relaciona la jornada de huelga con un día sin cole. No es progresismo si cultivamos y abonamos nuestra tierra de la misma forma que se hizo en 1934. Es necesaria una mejora de la educación y considero que una parte de esa mejora debe consistir en procurar que esta no se vea truncada por circunstancias ajenas a la pura lección y formación.

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