Un mal día de cacería
Somos una cuadrilla de cazadores de Piloña y el día 5 de noviembre de 2009 tuvimos una cacería de jabalí en Llaimo (Sobrescobio).
Nadie de nosotros, hasta allí, se percató de que un cazador no venía en el permiso. Pudo ser un error, un olvido, y como no puede ser de otra manera se acepta la situación, quedando de hacerse las averiguaciones oportunas posteriormente. El cazador excluido se queda de acompañante, pues incluso transportó en su vehículo a otros compañeros.
A media tarde se presentan por sorpresa dos guardas nuevos en los puestos, identificando a los cazadores y cámara en ristre fotografiaron nuestros vehículos y documentaciones, sin nuestro permiso, negándose a dar explicación alguna y actuando con una arrogancia y prepotencia irritantes y unas precauciones y ademanes que no venían a cuento, especialmente el de los pelillos en la barba. A continuación llega el Seprona, cuyos agentes nos acusan de tener al calzador excluido cazando sin permiso. Les manifiesto que es totalmente incierto, indicándoles dónde pueden encontrar a esta persona. Cuando los agentes llegan, ya los guardas, que habían llegado de refuerzo, habían comprobado que ni estaba cazando, no portaba armas ni municiones y sí comiendo su bocadillo acompañando a otro cazador, lo habían identificado e inspeccionado su vehículo. Como el dispositivo que habían montado era innecesario, había que idear algo. Comunican a los agentes del Seprona que en la inspección del vehículo de esa persona vieron que había un arma. Arma que esta perfectamente enfundada y guardada en el maletero bajo llave y que era propiedad del cazador al que acompañaba, que la había cambiado al no disponer la suya de mira telescópica.
Ante la sorpresa general, los agentes del Seprona suspenden la cacería y nos ordenan bajar a todos delante de ellos para Ladines. ¡Qué vergüenza e impotencia sentimos! Con tanto dispositivo parecíamos los últimos maquis bajados del monte.
Cargos: entrar en un parque nacional con un arma el cazador excluido y prestarla sin firmar autorización. Cuando él fue a cazar y no pudo y prestó el arma estando él presente. Verdades a medias, las peores mentiras, pudiendo hacer mucho daño.
Señores del Seprona: ¿No les parece desproporcionada su actuación? ¿Pidieron explicaciones a quien les hizo perder el tiempo con gasto de medios públicos?
Señores de Medio Ambiente: ¿No había un guarda en cacería? ¿A quién controlan los dos de refuerzo? No quiero ni pensar en disputas personales. Averígüenlo. ¿Era necesario que de Oviedo viniera posteriormente el jefe de la guardería, en otro coche, sólo para aclarar que el cazador excluido lo era por estar incluido en otra cuadrilla?
Tres vehículos, cuatro personas, el Seprona. ¿No les parece que esto es matar moscas a cañonazos y un despilfarro para nada? ¿Nos van a dar explicaciones de a qué banco de datos fueron a parar las fotos de nuestros coches y documentaciones, sin nuestro permiso, hechas por el señor de los pelillos en la barba? Las estamos esperando.
En este época de crisis, que tanto se habla de recortar gastos. Educación, Sanidad, etcétera. Aquí sí pueden recortar profundamente el gasto, por todo lo expuesto.
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