El extraño caso de Puchi
Estamos asistiendo estos días a un espectáculo surrealista protagonizado por el expresident de Cataluña Carles Puigdemont, también conocido como Puchi. En su intento de librarse de una severa condena judicial ha protagonizado una huida rocambolesca de esas que se ven en las películas policíacas o de espías. Este político marioneta no parece tener muchas luces a la hora de buscar una solución a un problema que él y sus compinches organizaron en Cataluña, en esa aventura irrealizable que era crear la República de esa tierra española. Lo que si es cierto es que no se le puede culpar a él de todo ese plan que no iba a ir muy lejos. Detrás de todo esto está su partido el PDeCAT de reciente creación, heredero de la desaparecida Convergencía Democrática, antaño dirigida por Artur Mas. Y es precisamente este personaje quien está detrás de este nuevo episodio separatista, para obtener beneficios para sí mismo y para la archiconocida familia Pujol que está inmersa en un proceso judicial por el cobro del famoso 3 por ciento de cuando el honorable fue President de Cataluña.
Esto es la esencia del motivo de todo este jaleo que ya viene de lejos, pero que ahora está en su máxima acción, al haber sido intervenido la Administración autonómica por parte del Gobierno de España, una vez que la Generalitat y el Parlament de Cataluña consumaron su fechoría de declarar la República. Ahora falta saber si los culpables de este latrocinio se entregarán a la Justicia o seguirán libres hasta que sean puestos en busca y captura. De lo que no hay duda es de qué tanto la Justicia como el Gobierno de España han actuado con cautela a la hora de tomar decisiones tan drásticas como aplicar el artículo 155 de nuestra Constitución.
Si se analizan los sucesos ocurridos a lo largo de este proceso, tanto los miembros del Govern como los diputados independentistas, son unos auténticos caraduras y cínicos. Lo más escandaloso es el supuesto referéndum del 1-O, que fue toda una farsa, con unas urnas ilegales, la cuales no eran transparentes, y así se pudo comprobar que algunas ya estaban llenas de sobres con las papeletas antes de empezar la votación. También hubo otra grave irregularidad, que muchos votantes depositaron su voto varias veces en distintos colegios electorales. Aun así y con todo, los cocineros de este desaguisado dan por bueno el resultado cuando no es más que un fraude de ley que se suma a la ilegal independencia. Toda una gigantesca trampa a la vista de los ciudadanos que no desean otra cosa que vivir en pacífica convivencia y mirando por su futuro y por el de sus hijos. Sobre los responsables de este escándalo político tiene que caer todo el peso de la Ley y que cumplan la condena íntegramente. La inhabilitación para todo cargo público debería de ser a perpetuidad, para ejemplo de otros futuros aventureros que se atrevan a desafiar nuestras leyes.
Ángel Muñiz Fernández, Oviedo
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