Ser inmigrante no es delito
Ser inmigrante no es delito. Esta premisa sólo parece lógica porque la realidad nos dice lo contrario. Habría que añadir para ser más fiel a lo que está pasando que ser inmigrante empobrecido es delito. Ya hay varias ciudades en España que se han negado a empadronar a inmigrantes sin papeles, ciudades con altos porcentajes de inmigración. Eso significa que gran parte de la riqueza que se genera en ellas es gracias al trabajo de los que allí viven, extranjeros incluidos.
Si los alcaldes lo han propuesto es porque se sienten arropados por sus vecinos, es decir, ¿la xenofobia da votos?
Por otra parte vemos la hipocresía de nuestro gobierno que con la boca pequeña obliga a los Ayuntamientos a empadronar a los inmigrantes pero a la hora de la verdad aprueba una ley de extranjería que convierte en delincuente a cualquier empobrecido que llega a España huyendo del hambre y la miseria, que convierte en delincuente a quien quiera ayudarlo.
Xenofobia e hipocresía son malas compañeras para educar a la ciudadanía. Los derechos humanos plantean lo opuesto.
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