Nubarrones en el horizonte
Desde hace dos meses que dura este proceso, se ha acusado al PP con reiteración, de ser responsable de que hayamos llegado a esta situación, como si este partido hubiera gobernado lo últimos 40 años. Y por extensión, a Rajoy se le ha tildado mayoritariamente de traidor, manso, cobarde, y un largo etcétera de epítetos.
Refiriéndome a la acusación generalizada de relajación y desidia por no prever y parar el conflicto, bueno será recordar que el 13 de diciembre de 2003, los señores Joan Saura (ICV), Pasqual Maragall (PSC-PSOE) y José Luis Carod Rovira (ERC), firmaron en Barcelona un documento por el que "se comprometían a no establecer ningún acuerdo de gobernabilidad con el PP, en el Gobierno de Cataluña, y a no establecer con ese partido, pactos de gobierno y pactos parlamentarios estables en las Cámaras estatales". Fue el famoso Pacto de Tinell.
El líder socialista del PSC se refería hoy al PP como partido inmovilista (a ver quién se mueve con estas cadenas del Tinell). De aquellos polvos vienen estos lodos, Sr. Iceta.
En cuanto a Rajoy, particularmente pienso que hasta ahora, salvo la cesión ante el PSOE para no intervenir TV3 (una excusa para justificar no apoyar el 155, creo), el resto lo ha hecho por el libro, atrayendo a Psoe y Ciudadanos; consiguiendo el apoyo a la causa constitucionalista de todos los países democráticos del mundo; respetando rigurosamente la legalidad en las medidas tomadas; consensuando con el Rey el famoso discurso de éste, coincidente, por otra parte, con del propio Rajoy en el contenido y hasta en la literalidad (ver "similitud de los discursos del Rey y Rajoy, en TV3"), y cercenando de raíz todas las iniciativas independentistas en este juego diabólico del "procés catalán".
Nada que añadir, pendientes aún del epílogo de esta insensatez.
Unos, la gran mayoría (yo también), hubieran actuado distinto a Rajoy, empezando por detener a los cabecillas el mismo 7 de setiembre, o el 1 de octubre con el referéndum, o más tarde, el día 27, con la declaración de independencia unilateral. Incluso ahora, con Puigdemont en Bruselas, he oído decir que "habría que mandar a los GEOs a detenerlo, traerlo a España, y encarcelarlo".
Otros, los independentistas y radicales, le han pedido reiteradamente, diálogo y hacer política. Al respecto, decir que la Justicia está cumpliendo con su cometido, y no tiene por qué entender si sus actos son o no, convenientes a la política.
Rajoy, claro y contundente: "Sí al diálogo, pero desde la legalidad". Ya conocemos el resultado.
Hasta este punto hemos enfrentado digna y acertadamente la primera fase del conflicto. Pero el ataque es más potente de lo que creemos, y necesitamos una sobrerreacción colectiva que nos empuje contra esa minoría que pretende dinamitar nuestro estado de derecho. Ya se vislumbran pequeñas grietas en el apoyo internacional que lentamente van apareciendo, propiciadas por la cantidad ingente de dinero que se está moviendo. Es la segunda fase. En la tercera, se lanzarán a hacer la revolución en la calle, los parafascistas de la Cup, ANC y Omnium, con resultados inciertos para todos.
Hasta ahora hemos visto llorar a Junqueras, Gerard Piqué, Colau, Domenech, Mossos, Pilar Rahola, Lluís Llach, Forcadell... ¡Cuidado !
Entre tanto, en esta España nuestra, me crea desazón ver que cada cual va a su bola, mirando mucho por sus intereses, y muy poco por el futuro de la nación. ¿Cómo se entiende sino, que cadenas de radio y televisión, la prensa, los sindicatos, los partidos, los jueces, los abogados, los empresarios, los deportistas de élite, entre otros, no estén todos a una, posicionándose en la defensa de su País, al que pretenden laminar ese 5% de compatriotas nuestros (sin entrecomillado)? El hecho es muy llamativo, y el dinero, muy cobarde.
En el horizonte, una reforma de la Constitución ¿En qué bando vais a estar? Me preocupa. Mucho.
Rufo Costales, Oviedo
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