DIMISIONES QUE LLEGAN TARDE
El alcalde de Terrassa (Barcelona), Jordi Ballart y otros cinco concejales se han dado de baja del PSC y han dimitido de su cargo tras el encarcelamiento de Oriol Junqueras y otros siete exconsejeros del Govern catalán. Se trata de una decisión muy difícil para ellos, según han dicho, pero se sienten "aliviados" porque hace mucho tiempo que no se sentían identificados con las políticas del PSC.
Que se vayan estos señores es lo mejor que le puede pasar al PSOE. Estos no eran buenos socialistas. Sii en este asunto de la independencia apoyan a los "golpistas", es que ellos también harían lo mismo algún día. Una cosa es ser de izquierdas y otras es ser un presunto delincuente como estos señores del independentismo catalán.
Por otro lado, qué poco se acuerdan de lo que le han hecho a sus compañeros de partido en el Parlament. Los han humillado y los han insultado. Los que ahora están en la cárcel se lo han buscado ellos, porque méritos han hecho todos para estar donde están. Mi opinión como socialista es que estos señores son más independentistas que socialistas, y es que algunos están tapados en los partidos.
Menudo izquierdista aquel que se posiciona con los nacionalismos insolidarios y con las actuaciones totalitarias de un gobierno que destroza la legalidad vigente, divide a la sociedad, y adoctrina al pueblo. A este alcalde habría que enseñarle. Este señor era un nacionalista secesionista catalán. Pero falsamente se han atribuido estos conceptos a socialistas. El sello de identidad de todo socialdemócrata es el internacionalismo, la ley, la igualdad, la justicia social,... pero jamás será su referencia conceptual los territorios, los privilegios de minorías pudientes, la diferencia, la superioridad,... eso no son socialistas. Estos deberían efectivamente de cambiar de partido. Es una vergüenza que el ejemplo que ha supuesto el PSC en esta crisis se manche por personas que no saben valorar el respeto a ley, el estado de derecho, el interés general... Pero por más que intenten echar barro al heroico comportamiento de alcaldes y concejales socialistas que han sufrido el acoso, la injurias, la calumnia, de grupos fanatizados por el nacionalismo y que han sido ejemplo y referencia, para toda la ciudadanía catalana.
Estoy harto de los que se autoproclaman "verdadera izquierda" porque eso implicaría (según ellos) que la izquierda jamás ha gobernado en España, y eso me ofende (porque yo soy de izquierdas y no pretendo adueñarme de nada). Yo busco que mi voto sirva para gobernar una sociedad desde una izquierda con poder y fuerte, y no desperdiciarlo en iluminados como fueron Anguita antes y Pablos manueles hoy. Esa es la " izquierda" del exalcalde de Terrassa y los concejales que han dimitido. Con su pan se lo coman. Alguien que gobierna una ciudad representando al Partido Socialista no puede justificar a alguien que, presuntamente, ha cometido un delito tan grave como la sedición, la prevaricación y algunos más. Se es de izquierdas o nacionalista, pero las dos cosas a la vez, no. Es una contradicción en sí mismo. Si este alcalde, como otros compañeros y compañeras antes que él, se siente más nacionalista que socialista, hace bien en irse, y mucho han tardado.
La ley y el imperio de la ley es la base de las sociedades avanzadas. El nacionalismo independentista catalán no solo ha infringido la ley española y la ley catalana sino que ha infringido las sentencias de los tribunales. Su acción es mucho más grave y tendrá bastante más consecuencia que el golpe de estado del 23 de febrero. La gestión política del nacionalismo no solo ha creado alarma social, desasosiego, inquietud y miedo, sino que ha tenido consecuencias económicas, sociales y políticas. Han ido mucho más lejos que Lluís Company. La justicia debe de actuar con todo el peso de la ley, so pena de que los hechos se vuelvan a repetir. No obstante la sociedad española jamás olvidará las afrentas, los desplantes, las injurias, las calumnias, realizadas por el nacionalismo independentista. Estos señores en cualquier país quedarían incapacitados para la gestión publica, y su deuda con la sociedad es impagable Deben de cumplir con la justicia, y luego retirarse a la vida privada. En la vida pública española no tienen derecho moral a volver a participar.
Por otro lado. El Estado tiene que auditar las cuentas de la Generalitat (para ver de dónde sale el dinero para tantos actos, eventos y tanta propaganda).
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