Todos a votar

7 de Noviembre del 2017 - Ricardo Luis Arias (Aller)

Si los comicios del 21 de diciembre van a ser decisivos e importantísimos para el futuro de la comunidad catalana (nada de nación, señor Puigdemont), para que vuelva a recuperar su grandeza, su importancia y su riqueza, que malversó un sectario nacionalismo, sedicioso y separatista, corrupto por aquello del marrón del Palau y el generalizado pringue del tres por ciento. ¿Cuándo se investiga esto de verdad, judicialmente, y se empluma a esos “deshonorables” y altos cargos que se beneficiaron de ese “pringue oficial”? Esto, o habrá que pensar eso de que la justicia, ciertamente, tiene dos varas de medir.

Mucho y cuantioso ha sido el daño que los descerebrados políticos nacionalistas han hecho a Cataluña y, por ende, a España. Además del causado con anterioridad, desde que se fue el honorable Tarradellas, y pasó a presidir la Generalidad el “deshonorable” y chorizo del Pujol, últimamente, con el también “deshonorable” y majara del Puigdemont, se han ido de la destrozada Cataluña a otras regiones; casi ya dos mil empresas, a lo que no dieron importancia alguna los capitostes de la Generalidad.

Por cierto, que la multinacional Dupont, norteamericana, ha escogido Asturias para su sede en España. ¡Toma castaña, maña! Claro, Dupont, sabe que aquí todo le irá mejor que en otro sitio. El saqueo y derroche han sido tremendos, dejando a Cataluña, la región más rica de España, al borde de la ruina. Y esto hay que pagarlo, señor Puigdemont, con perras y prisión. Que este capitán araña eludió, cobardemente, largándose a Bruselas en donde, dándoselas de víctima política, está haciendo declaraciones a barullo en todos los medios que puede y apaña. Y es que los hay que tienen más cara que espalda. Lo que tenía que decir a esos medios extranjeros este sedicioso expresidente es que se ha ido de aquí huyendo de la justicia porque es un delincuente.

El señor Junqueras, y los que con él se quedaron comiéndose el marrón, no han abandonado el barco y para el huido Puigdemont son un ejemplo y una lección, ¡Hala! que se quede en Bruselas contando mentiras y tocando el violón.

Esta tropa nacionalista y sediciosa, ellos y ellas, han dejado Cataluña destrozada por completo, con una impunidad y tolerancia inexplicables, tanto a nivel estatal como regional y local. A nivel estatal, bueno, ya hemos dicho aquí que el Gobierno del señor Rajoy pudo haber detenido antes lo que ya se intuía que era una rebelión y, sobre todo, evitar que se celebrara el referéndum que proclamó la República catalana. Respecto a los otros dos niveles, sí que resulta inexplicable que el pueblo catalán, esa mayoría de ciudadanos que se sienten españoles, consintiera que su Gobierno, el de la Generalidad, cayera en semejantes manos, mirando para otro lado y quedándose en casa a la hora de las urnas. Igualmente diremos a nivel de ayuntamientos, sobre todo el de esa gran ciudad que es Barcelona, en la que la señora Colau, de okupa ha pasado a ocupar el sillón de alcaldesa. Sin más comentario.

Cataluña puede volver a ser lo que antes fuera, la gran región española, y esa oportunidad la tienen los buenos catalanes el 21 de diciembre, yendo todos, absolutamente todos, a votar. Y unidos y hermanados, cualesquiera que sean sus sentimientos o ideologías, porque ellos, todos ellos, los que destrozaron Cataluña, lo van a hacer, como una piña, y se corre el gran peligro de que las urnas les vuelvan a dar el Gobierno de la Generalidad. ¿Qué pasaría entonces? Ya nos lo podemos imaginar.

Cataluña tiene que volver por sus fueros a ser lo que era, y al nacionalismo sedicioso, carretera. Navidad, urnas y turrón y felicidad. Y Cataluña, dentro de España, una gran comunidad.

Ricardo Luis Arias, Aller

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