Asturies, ayer y hoy
Asturias es telúrica y amena. En una sola región podemos encontrar parques tecnológicos, ecos de gaitas y aldeas perdidas entre grandes montañas calizas a la vera del norteño mar Cantábrico. Hoy el Principado es mayoritariamente área metropolitana urbanícola, pero su alma rural ha gestado un buen número de rasgos mitológicos, un amable costumbrismo sencillo y ternurista en un marco de naturaleza privilegiada, últimamente devorada por algunos incendios y la mutación climática. Asturias fue siempre región apartada, lugar de osos y esforzada emigración, su industrialización decimonónica foránea y el monocultivo carbonífero y del acero en Inilandia dieron lugar a una cultura social donde prendieron las reivindicaciones obreras, leyendas de “fugaos” y huelgas. Convertidos en una economía de servicios y ya sin dependencia alguna de la empresa pública, se han creado empleos en nuevas tecnologías, “start ups” y compañías asturianas con vocación global. Ha habido progresos y abundan los profesionales cualificados, el concepto de ciudadanía se aplica a todas las personas por primera vez con plena extensión de su significado. Nuestra Universidad pública es crucial motor en Asturias y con creces cumple su papel universalista y cultural, faro intelectual formador e investigador. Tenemos un sistema de salud muy notable. De la Arcadia feliz patriarcal queda poco, tal vez la posibilidad de disfrutar de la red de casonas rurales y los fines de semana ir a la aldea adecentada a un cuarto de hora de Oviedo o Gijón. En cuanto a la lengua, se habla castellano en todos los niveles, lengua asturiana y fala asturgalaica coloquiales, con palabras tan guapas como xana, asgaya, raitán, llambión, esguil, forgaxes, pumar o atopadizu. En muchos países avanzados las hablas o lenguas dialectales gozan de prestigio y de un rango superior que el que tiene en Asturias, el llamado despectivamente “bable “. Así sucede con el humilde aranés, los dialectos suizos alemanes o el noruego tradicional dialectal. Contamos con planes de protección efectiva al arte altomedieval prerrománico que no sé si algún día se acometerán. La sociedad asturiana es localista y más allá de un regionalismo de caxigalines no se siente concernida por causas comunes, pero son muy preocupantes el problema demográfico, el hecho de ser la comunidad con menos población activa de España y de las más envejecidas de Europa. De la fesoria y el noble casco de minero hemos pasado a ver cómo los asturianos se buscan la vida, ya más cualificados, en Berlín, Boston o cualquier parte del mundo. Asturias es una incógnita: con sus barriadas obreras, ciudades de actos culturales y compras, sabores y paisanos. 1.300 años de la fundación del Reino de Asturias, Covadonga, naturaleza y mito de los orígenes.
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