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Juncker, horroris causa al neoliberalismo

14 de Noviembre del 2017 - Ángel Lozano Heras (Oviedo)

El último honoris causa de la Universidad de Salamanca, Jean Claude Juncker, corrobora que nuestra institución académica, ocho veces centenaria, aboga por un sistema educativo superior de ideología neoliberal. ¿La USAL, con este nombramiento, al considerarlo como un premio a un político, está validando las doctrinas neoliberales de Juncker?

Sí, ese mismo modelo que dice ser de universidades de excelencia, pero con sus alumnos entrampados. La mayoría de universitarios de EE UU debe más de 1,2 billones de euros, arrastrados –y seducidos por el flautista de Hamelín, del poder financiero– a unas instituciones de élite del neoliberalismo. Pero, claro, luego estarán pagando con grandes apuros económicos, siendo esclavos de por vida de las empresas que financian sus estudios y les dan empleo a ellos y a sus universidades. Aquí, en España, es peor porque, según la Fundación Everis, el 80% de las empresas no contrata –ni con el método americano o anglosajón- a ningún recién titulado universitario. Y las que lo hace (un 40%) optan por carreras como ADE, Economía y Derecho. ¿Pero dónde están los contratos que requieren de un gran contenido intelectual, investigador, humanista y ético de primer orden?

Desde nuestra óptica, y ahora que estamos en período electoral para elegir nuevo rector, es una abyección y una desilusión que la USAL realice este nombramiento de honor. Galardonar a los que precarizan, promueven paraísos fiscales, etcétera, no debería tener cabida en la Universidad. Y menos en la nuestra, trocada ahora en blandiblú por esta gente de las finanzas. Pero parece ser que al rector Daniel le gusta más la política de gestos simplones (pompas y boato de “horroris causa”, festejos de togas, varas y birretes), y con ello fagocita el discurso universitario. ¿Piensan igual que el actual rector los cuatro aspirantes a sustituirlo?

Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Comisión Europea y uno de los principales artífices de las políticas de austeridad y recortes, del desorbitado aumento del paro en nuestro país, de la marcha forzada de España de miles de jóvenes e investigadores de talento en busca de trabajo, ha colaborado a que haya crecido desorbitadamente la pobreza y la desigualdad en España. Puede ser un buen honoris causa para la Escuela de Economía de Chicago o para las business schools españolas, pero nunca para la USAL.

Entre los méritos que la USAL avala para concederle este doctorado de honor se destaca “su papel fundamental en el proceso de integración europea, ya que ha presidido la UE, y ha estado al frente del Consejo Europeo en dos ocasiones”. Pero siempre hay espesas sombras y otras miradas más preocupantes en la historia de Juncker. Por ejemplo, su papel en la desastrosa –e ineficaz– gestión de la UE en el tema de los refugiados.

La USAL otorga el honoris causa a Juncker, también polémico promotor de la evasión fiscal en Europa. Y cuando fue primer ministro de Luxemburgo, aprovechó la exigencia de unanimidad en los acuerdos europeos para vetar sistemáticamente cualquier avance hacia una fiscalidad efectiva a las grandes empresas, mientras, en secreto, firmaba cientos de acuerdos con las multinacionales para que, vía el Gran Ducado, eludiesen el pago de impuestos. Además, desarrolló las estrategias fiscales adoptadas por el Gobierno luxemburgués para millonarios y multinacionales.

La mayoría de la escuelas de negocios, privadas, y entidades bancarias quieren sustituir a las universidades históricas como futuros centros de formación superior. Unas lo harán desde sus empresas y otras desde sus fundaciones; unas serán on line totalmente y otras semipresenciales. El comercio de la Educación, basado en el neoliberalismo económico y político, acomete con gran ímpetu el abordaje del buque de las universidades.

El neoliberalismo, en educación, sólo piensa en términos de rendimiento económico. Y llama “capital humano” y “clientes” a los alumnos y a sus padres. Los propias asociaciones de estudiantes le ponen apellidos a esta enseñanza superior: “la llaman excelencia, pero es pura mercantilización”.

Es verdad que nuestra Universidad, muchas veces, parece un colosal mastodonte anquilosado en su pasado, con ataduras decimonónicas y plagado de maneras endogámicas, de figurantes seudocientíficos, cuando no de “castrados intelectuales”... Pero también hay que destacar lo positivo de su capacidad investigadora, docente y humanista, de una gran vocación expansiva de lo hispano por el mundo.

Y para más inri, ahí está la presencia en el Paraninfo salmantino del registrador de la propiedad ajena, Rajoy. Viene a dar su apoyo a Juncker (le hace la pelota por sus críticas a la independencia de Cataluña), y a las políticas restrictivas, de recortes y al amiguismo neoliberal con la UE. Este Rajoy es el mismo de la corrupción pepera, de los “papeles de Bárcenas” y el de los sueldos en “B”, en negro, corroborados en la Audiencia Nacional.

Sin duda, tenemos ya un “horroris causa” de altura europea para la Universidad de Salamanca como prólogo de su VIII Centenario y como final –con tracas y vergonzante– de la gestión como rector de Daniel H. Ruipérez.

Ángel Lozano Heras

Oviedo

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