El amor

11 de Noviembre del 2017 - José Antonio Coppen Fernández (Lugones)

Comencemos con la razón de Víctor Hugo sobre el amor entre los jóvenes: “¡Cosa curiosa! el primer síntoma del verdadero amor en un joven es la timidez; en una muchacha, es la audacia”. También está dicho que el amor verdadero es el fruto maduro de la vida. A los 18 años no se lo conoce, se imagina. Es una introducción que se nos antoja oportuna para reflexionar sobre el amor. No pretendemos impartir lecciones de algo tan intrínseco del ser humano en su más amplia extensión; en efecto, el más hermoso fruto de las relaciones humanas. Está claro que en ocasiones el amor de pareja surge súbitamente, es decir, por flechazo, como se suele decir.

Quisiéramos aportar cómo las mayores aventuras amorosas son inevitablemente las más trágicas: Marco Antonio y Cleopatra (en la historia antigua), hasta Romeo y Julieta, en ficción; pasando por Tristán e Isolda, leyenda medieval entre un joven y una princesa irlandesa. Abundamos en la segunda historia indicada sobre la tragedia de enamorados. Se ha dicho que Shakespeare la plagió de un relato escrito por Masuccio Salerno, autor italiano del siglo XV cuya obra tituló “Los amantes de Verona”, y que, por cierto, Lope d Vega adaptó para el teatro en castellano. Recordemos que el plagio era una costumbre muy extendida en aquellos tiempos; vamos, que no es de nuestros días, en los que cada vez que ahora se descubre un plagio se produce un auténtico escándalo.

Pero permítasenos que les brindemos nuestra particular opinión al señalar que el verdadero amor de pareja, el más sólido, es aquel que nace o construye sus cimientos previamente a través de la amistad. El amor es la poesía de los sentidos, debiera ir atado a la admiración. Para alcanzar su estado emocional así, y en cuyas circunstancias los días se hacen más cortos, y en compensación los llenan, no hay que sumirse en el amor como Benavente lo definiera, pues dijo que era como Don Quijote: “cuando recobra el juicio es que está para morir”.

Hay que añadir que existen personas, hombres y mujeres, que no tienen inconveniente en reconocer que prefieren más amar que ser amados. En esta actitud entendemos que subyace una declaración explícita de que es preferible ser actores que espectadores; poner más acento en dar u ofrecer que en recibir; más desprendimiento y ausencia de egoísmo. Pero la otra parte, la amada, no debiera descuidar su propio papel, si se quiere secundario, refugiándose en la coraza del silencio, para que la obra del amor sea un diálogo, no un monólogo. El halago que supone ser querido no debiera llevarnos a cerrar los ojos del corazón.

Con todo, es oportuno recordar que el verdadero amor se encuentra en el deseo, no en la necesidad. Por analogía biológica, cuando tenemos apetito desordenado, necesitamos saciar copiosamente el hambre, o sea, deseamos cubrir el vacío del estómago olvidándonos casi de la calidad de los alimentos, ya que lo que nos importa es la cantidad.

Cartas

Número de cartas: 48995

Número de cartas en Diciembre: 118

Tribunas

Número de tribunas: 2175

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador