El fracaso y el deshonor
Ya han declarado ante los jueces el vicepresidente con ex de la Generalitat y los exconsejeros que ingresaron en las prisiones de Estremera y Alcalá-Meco, aunque mejor dicho no lo hicieron ante el Sr. Juez, sino a sus abogados. Falta que lo hagan la estrella de este circo y el resto de exconsejeros, pero no se vislumbra que vaya a suceder este encuentro de los ausentes con los jueces de la Audiencia Nacional. El expresidente, Sr. Puigdemont @Puchi, sigue enrocado con su planteamiento argumentando que el golpe de estado lo dio el Gobierno de la nación. En sus extravagantes declaraciones manifestó que la Sra. Forcadell había sido una demócrata permitiendo hablar y votar a todos los miembros del Parlament. Mala memoria tiene este extraño ejemplar de la política, que se le olvidó que en las sesiones de los días 6 y 7 de septiembre, la Presidenta retiró la palabra a toda la oposición, todo un vergonzoso espectáculo que se vio en toda España a través de la TV.
Pero a lo que me voy a referir es al “cambiazo” que dieron tanto la expresidenta como los miembros de la Mesa del Parlament catalán, contestando a las preguntas del fiscal, del juez y de los abogados, en su comparecencia del día 9 de los corrientes, en el Tribunal Supremo. Admitieron que la declaración de la independencia había sido “simbólica” y que acataban la anulación de dicha declaración por parte del Constitucional, así como la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno de la nación. Toda una intención de reconocer su fracaso en esa intentona y al mismo tiempo admitir su deshonor.
Quien iba a decir que todos los miembros del Gobierno de Cataluña, y otras autoridades de la comunidad, van a terminar en la cárcel por haber quebrantado la Ley sabiendo a lo que se exponían. Si añadimos a este triste episodio de nuestra historia los casos penales que están en vías de solución, con las correspondientes condenas de cárcel en su mayoría, por los escandalosos casos de corrupción en varios partidos políticos, no va haber cárceles suficientes para albergar a tantos ocupantes de las mismas. Razón tenía aquel ministro de Justicia que hizo construir varios centros penitenciarios y le preguntaron porque no hacían menos cárceles y más colegios. A lo que respondió, “es que nosotros no pensamos volver a ellos”.
Ángel Muñiz Fernández, Oviedo
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