¿Teorizamos?

13 de Noviembre del 2017 - Marino Iglesias Pidal (Gijon)

La niña, sobremanera, claro, y el profesor “T” son santo de mi devoción. Me gustaría disponer de un sin fin de capítulos de la serie a fin de proporcionarme un buen rato de entretenimiento cada día.

En el tres o el cuatro, no estoy seguro, pero eso no importa, el profesor expone: “El 27 de junio de 1941, 40 o 50 judíos fueron sacados de sus casas, en el ghuetto de Kovno, por civiles lituanos armados y conducidos a una plaza donde les esperaba un joven armado con una barra de hierro. Fueron llevados uno a uno ante él para que les golpeara con la barra en la cabeza, un golpe, dos, los necesarios. En menos de 45 minutos había matado a todos. Cogió su acordeón, se sentó sobre la pila de cadáveres y tocó el himno nacional. Los habitantes de Kovno presenciaron la masacre. En primera fila las mujeres y los niños. Cada vez que un hombre era asesinado, aplaudían”.

Lo relatado, ahora habla el que suscribe, no es una ficción creada por el guionista de la serie, se trata de una de las tantas reales aberraciones cometidas por el ser humano a lo largo de su historia.

Sigue el profesor: “Matamos por necesidad, para sobrevivir, pero esto no tiene nada que ver con la supervivencia, debemos preguntarnos cómo puede el hombre hacer algo semejante”.

La respuesta a esta pregunta es el ejercicio que el profesor propone a sus alumnos. Respuesta que en su momento una muchacha del alumnado se encarga de dar: “He llegado a la conclusión de que podemos explicar las atrocidades de Kovno. Los lituanos son el grupo de origen que se siente superior a sus vecinos judíos, que forman el grupo ajeno, de este modo se genera una división, en la que los miembros del grupo de origen toman a los del grupo ajeno como seres inferiores que pueden ser eliminados”.

De nuevo yo escribiendo. De Lituania y la teoría nazi nos venimos al pluriasentamiento de esta piel de toro y raíz compartida.

Vivimos, según nos dicen hasta la saciedad, en un régimen democrático. O sea, copio:

"En la actualidad, se entiende que la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría."

Cochina falacia evidente. El poder no se distribuye entre todos los ciudadanos, ni las decisiones se toman según la opinión de la mayoría. La opinión de los ciudadanos carece absolutamente de la mínima fuerza legal que obligue a los gobernantes a tomarla en cuenta a la hora de tomar decisiones. El poder, sin fuerza alguna, de los ciudadanos es el de votar entre las listas e individuos creadas y designados por los propios individuos que las conforman, para que éstos tomen las decisiones que les salgan de lo que con ellas rima.

La cosa es que ya tenemos creados los dos grupos, gobernantes, (y quienes han embilletado su camino para que pudieran llegar a serlo) grupo dominante, y gobernados, grupo sometido.

Por suerte, relativa, los integrantes del grupo dominante que sufrimos los españoles, no asesinan ni tienen confinados en barracones, sometidos a dietas paupérrimas y obligados a trabajos extenuantes, a los integrantes del grupo sometido, simplemente les procura dar empleo para mantenerse y mantener en el estatus privilegiado correspondiente al grupo de élite.

Este montaje social es manifiesto tanto en el pluriplano nacional, el nacionalismo secesionismo catalán es un ejemplo, como en el plano autonómico, por ejemplo aquí en Asturias, que al tener menos extensión territorial, menos gente y menos recursos, y no haber alcanzado el seny catalán, necesario para sentirnos superiores a los que aquí viven sin ser asturianos y que no consideramos equivalentes a los charnegos catalanes, se pone de manifiesto en detalles como la afirmación rotunda y prepotente del llingüista Genaro (y de otros muchos genaros, que siempre serán demasiados), que sin rubor alguno declara en este diario: "Claro que lo relevante es lo que yo diga y haga".

Mentecatos tan petulantes, deslumbrados o farsantes, situados en cualquiera de los supuestos, no deberían estar habilitados para la función pública.

Y por lo visto, lo relevante, para Genaro, es que el "ye" y el "estrapalláu" forman parte de un acervo cultural, más que importante, imprescindible, y por tanto, lógicamente, no se puede seguir prescindiendo de él. Y como los asturianos se muestran tercos y recalcitrantes a la hora de aprenderlo, hay que imponer su estudio. Y este líder arrecho, lo impondrá. Faltaría más.

Ante lo cual, yo, del grupo sometido (600 euros de jubilación), me pregunto: ¿Será que estos seres superiores que nos gobiernan mantienen contactos con culturas alienígenas que le meten a la llingua y con su uso se entienden? Porque, lo que es para entenderse con otros terrícolas que no sean los cuatro contados del lugar, con los que, dicho sea de paso, nos podríamos entender en el castellano que todos, incluso ellos, hablamos, no veo yo con quién.

En fin, que la democracia es lo que es. A seguir practicando el gerundio de tragar.

Marino Iglesias Pidal, Gijón

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