Asturias, plumero natural
Ya que no se está haciendo nada (y constato que no hay intención real alguna de hacer nada al respecto) para revertir o, cuando menos, mitigar la siniestra y espantosa plaga de plumeros argentinos que nos invade, acrecentándose día a día, propongo cambiar las inexistentes estrategias de nuestros responsables políticos y pasar a plantar más y más plumeros en aquellos lugares que todavía se mantienen a salvo de tal azote. Sembrémolos, pues, con generosidad, en Somiedo, Covadonga, Redes, Muniellos, Ponga... Cambiemos el color verde de nuestra hermosa tierra por el blanco inmaculado de esa especie nefanda. Asturias blanca, “Asturias, plumero natural”. Además, dado que ya apenas nieva, que luzca, pues, Pajares blanco de plumeros todo el año, y el Huerna, y el Urriellu...
Pero que no se ofendan los políticos cuando afirmamos que no se está haciendo nada al respecto. Pues no consideramos que sea hacer algo sus melifluos discursos engolados cuando aseveran algo así como que hay que poner en valor la importancia de comenzar a pensar en la posible necesidad de alguna probable iniciativa que pueda sopesar los umbrales de la gravedad real del problema para poder priorizar las tal vez apropiadas reflexiones acerca de la quizá perentoria decisión de abordar en un futuro más o menos próximo, más o menos lejano, alguna medida supuestamente conveniente que sopesar para entrar a tal fin en el inicio de los prolegómenos de unos primeros planteamientos tendentes a considerar finalmente las ciertas decisiones más apropiadas que incidiesen en afrontar en prioridad estadística bien debatida la batalla contra la muy invasiva Cortaderia selloana. Algo así.
Ya que nadie hace nada, que desaparezcan, pues, nuestros bosques, nuestros prados, nuestros paisajes. Cambiemos entonces toda publicidad institucional: Sí, “Asturias, plumero natural”. Por tanto, mejor hablar de “guardianes del plumero”. Y entonces poder decir con orgullo: “Vuelve al plumero. Ven a Asturias”.
Pablo Sanz Martínez, Oviedo
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