Se acabaron las mercedes
Muchas fueron las “mercedes” que la presidenta del PP asturiano ha tenido durante su larga vida política. Nunca ganó nada, quede de esto constancia. Siempre ha vivido a la sombra de quienes la colocaron, para diferentes cargos, por los cuales pasó sin pena ni gloria. Ha sabido estar en el lugar preciso, en el momento oportuno, y en la situación más favorable. De ahí que su nombre figure –sin mérito alguno– en varios organismos públicos, sin que a ella, reitero, se la pueda resaltar en alguno de ellos.
Desde hace cinco años, preside el Partido Popular. Y desde hace ese mismo tiempo, los populares no salen de la mediocridad electoral, ni han revisado con un mínimo de rigor el excesivo número de incapaces políticos que están de sobra amortizados, sin que de ellos el PP haya sacado rédito alguno. Mantener a los senadores actuales es de risa. Dejar al exalcalde de Oviedo en su puesto, una invitación a que la capital de Asturias siga en manos del populismo anticarbayón.
En el debate de la región (que cada vez tiene menos de debate, y menos de región) se escenificó, no ya que no hay oposición en la Junta General a Javier Fernández, sino que tampoco existe “nivel parlamentario” ni, mucho menos, programa alternativo.
Desde que se hizo cargo del partido, Mercedes tiene que defender ante los asturianos un proyecto político del cual se han ido –o los han echado– todos los de su época. Tiene que presentar a los asturianos, no el centro político, ni el humanismo cristiano, que nos llevó –me incluyo– a ganar unas elecciones. Hoy tiene que hacer oposición a un socialismo descafeinado que está más en la socialdemocracia que en el socialismo del nuevo secretario señor Barbón, aunque sea este último el que termine definitivamente imponiéndose, en el PSOE de Sánchez
De ahí que Mercedes se vea obligada a vender el mismo producto que Javier Fernández. No hay diferencia alguna. Es más, los dos tienen un partido en clara decadencia. Unos por la radicalidad, y otros –como el PP– por un progresismo que cada vez tiene ya menos apoyos, dado su transformismo ideológico, que va de un liberalismo secular a un progresismo laicista.
Así es que la portavoz del PP hizo una intervención a base de chascarrillos, y con muy poca oposición, poco metraje y menos mensaje. Pero eso, desgraciadamente, es lo que hay: una Mercedes que sin “mercedes” ya no es Mercedes.
Justo Roldán, Oviedo
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