Planes de pensiones... ¿para quién?
El futuro del pobre dicen que está en los planes de pensiones.
En realidad, técnicamente, un plan de pensiones es un sistema de ahorro personal, instrumentalizado por las entidades financieras y fiscalmente utilizado por el Gobierno de turno.
El ciudadano recibe las distintas posibles ofertas sentado ante un empleado de cualquier entidad bancaria que lo mismo vende seguros que tarjetas de débito o de crédito, inversiones variopintas o lo que aparezca en su “indiferente ordenador” como un objetivo que conseguir.
Las “ratios” de posibilidades explicadas por personal no cualificado decidirán el futuro de tus ahorros, adornados con nombres rimbombantes. En ese momento nadie habla de titularidades, de operatividades, de comisionados, de vaivenes fiscales, etcétera... ¡Nadie!
Los ahorros del sencillo ciudadano “vuelan”, totalmente incontrolados por los interesados partícipes y, como sucede en los vuelos con tormentas, todos se aferran al asiento con el terrible miedo de perderlo todo.
Llegados a sus destinos, los planes de pensiones procuran esconder su cara; el empleado que te lo vendió no sabe, no contesta; y tú, nosotros, vosotros y ellos buscando, sin encontrarlo, el 10, el 15, el 20 y hasta el 30 y el 40 por ciento del valor desaparecido.
¿De quién fue la culpa? ¿Le ocurrió eso al ciudadano de clase media especializada? ¿Verdad que no?
Los gobiernos que lo promovieron callan y, como siempre, el de abajo tiene que aguantarse y coger fuerzas para soportar, además, que sus rescates no le influyan negativamente en la declaración de la renta.
Reflexionando, mejor será constituir planes de ahorro personales, guardarlos bajo el suelo de la casa y admitir una pérdida normal del poder adquisitivo. Por lo menos, así, seremos conscientes de nuestro futuro.
Ángel Alonso Pachón
Getafe (Madrid)
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