Pensiones sin futuro
El descenso de cotizantes a la Seguridad Social y el constante compromiso financiero de las prestaciones por desempleo no permiten garantizar a largo plazo el pago de las pensiones de jubilación en España. Existe grave riesgo de quiebra, pues se está viviendo el presente sin mirar el futuro.
Fue en la tercera legislatura de Felipe González, en el año 1995, cuando Pedro Solbes, entonces ministro de Economía, aconsejaba a los españoles hacerse un plan de pensiones privado, porque el sistema, tal como estaba diseñado, podría ir a la quiebra en un plazo no muy prolongado de tiempo.
Muchas personas que conozco en principio sí le hicieron caso, aunque pronto todo el mundo se dio cuenta de que al no poder tocar ese dinero durante años se había convertido en un «corralito bancario» y de que los grandes beneficiados serían los bancos y las cajas de ahorros, al tener un dinero «secuestrado» a medio y largo plazo.
Hace pocas fechas un grupo de expertos, integrado por diferentes personalidades, entre los que se encontraban el ex vicepresidente Rodrigo Rato y José María Fidalgo, de CC OO, ha pronosticado que en el 2022, o sea, dentro de doce años, no habrá fondos para pagar las pensiones. El desempleo masivo unido a la caída de la recaudación fiscal, entre otros, está secando los fondos públicos.
Estos días sobre el mismo tema, en LA NUEVA ESPAÑA, el economista asturiano Ángel de la Fuente y su compañero, el valenciano Ángel Domenech, firmaron un trabajo en el que precisan de manera rotunda que: «Con las previsiones demográficas actuales el sistema español de pensiones contributivas no es sostenible ni siquiera bajo supuestos optimistas sobre la futura evolución de la tasa de empleo, del crecimiento de la productividad y de la inmigración».
Volvemos, pues, a las andadas de 1995, y nos dicen lo mismo con otros términos, que el sistema de pensiones no será viable dentro de 15 años. Espero que si llega el caso negativo, el Gobierno de turno actúe como lo ha hecho ahora el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero con los bancos en crisis, es decir, inyectando dinero de otras partidas presupuestarias (vía impuestos de lujo, loterías, fútbol, etcétera) para que los humildes pensionistas que seremos en esas fechas no suframos la quiebra después de haber cotizado muchos años.
Hoy, en otros aspectos, las cosas han cambiado sustancialmente, y cuando se supere la crisis seguro que no volverán a su punto inicial. Por ejemplo, la creencia de que el Estado siempre es solvente y llega a todo. Considero que con las pensiones de jubilación existe más obligación moral y política, y se deben tomar con urgencia medidas precisas y eficaces para garantizarlas, discutiendo si hay que ampliar la edad de jubilación y/o la base de cálculo y, desde luego, analizando meticulosamente los abusos de las jubilaciones anticipadas.
Por tanto, creemos que ha llegado la hora de hablar en serio sobre tema tan importante, y no sería de recibo reducir las raquíticas percepciones de un amplio sector de jubilados, dentro de los más de ocho millones existentes, que han cotizado reglamentariamente a la caja común de la Seguridad Social.
Creemos que además es de verdadera justicia social.
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