¿Qué te han hecho, Naranquín del alma?
Hola a todos. Los que me conozcan sabrán que soy embrión de ciclista. Me gusta mucho dar a los pedales tanto de bicicleta de carretera como de montaña (BTT). Y para saciar mis ganas de rodar, cuando no dispongo de mucho tiempo, tiro de lo mejor que tenemos a mano en Oviedo: el monte Naranco.
Llevaba algunos meses sin subir y me quedé muy sorprendido tanto en la ascensión por carretera como en la que se lleva a cabo por los senderos de monte.
La hermosísima subida que se realiza por asfalto tiene tramos que más se podrían utilizar para una prueba de ciclocross que para una de carretera. Y subiendo no importa tanto, pero bajando los múltiples baches que hay que atravesar hacen que parezca que todos los tornillos de tu bicicleta van a quedar desperdigados por el suelo y tu bicicleta se irá separando poco a poco en todos y cada uno de sus componentes. Esto, como es lógico, es la versión bromista del problema, porque la cuestión en serio es que el descenso se hace peligroso por las vibraciones de la bicicleta que hacen que el control sea complicado y la estabilidad pueda verse comprometida con el riesgo de caída. Todo esto, sin contar con el mal estado de limpieza de la zona de las cunetas y con los quitamiedos ausentes en parte del trayecto y tumbados en otras muchas, con el precipicio a flor de piel.
Las zonas de subida a través de senderos, en principio más seguras que el asfalto, tienen otro problema. Hasta hace pocos meses, había caminos ciclables, caminos de difícil tránsito en los que la bicicleta pasaba muy justa y caminos directamente cerrados, perdidos para el disfrute. Pues bien, después del último repaso que el Ayuntamiento le ha metido al monte, nos han quedado caminos muy bonitos, unos reabiertos y otros ampliados para el paso de dos bicis sin molestarse, pero han dejado otros que son verdaderas autopistas, de varios carriles en ambos sentidos por los que la práctica de la bicicleta de montaña pierde parte de su encanto, sin exagerar, y además llenos de ramas y restos de los árboles que han sido podados. La anchura que han provocado en parte de estas rutas ya no se puede modificar, pero todos los restos de las podas podrían haberse limpiado, para facilitar el paso, por ejemplo, de todos aquellos que se inician en la BTT y requieren de zonas de baja dificultad técnica.
Ésta no es la imagen más adecuada que la ciudad tiene que dar a los que visitan el lugar. Es importante mantener de manera adecuada el monte Naranco, punto de referencia de la ciudad de Oviedo, tanto para turistas como para los vecinos de la zona.
Para los primeros es punto de obligada visita, desde donde poder contemplar hermosas vistas de la ciudad, de las montañas hacia el Sur y del mar hacia el Norte. La carretera debe estar en perfecto estado por aquello de la apariencia y, sobre todo, por evitar peligros. Coches y ciclistas comparten el trayecto de ascensión y ninguno de los dos tiene que ver comprometida su seguridad. A parte de todo, una carretera bonita, bien arreglada y con la máxima seguridad es una buena imagen de la ciudad.
Para los segundos, los de la tierra, las rutas que discurren por el monte Naranco son zonas donde disfrutar de agradables paseos, así como de la práctica de carrera a pie y ciclismo de montaña, y por eso debe estar en correcto mantenimiento de limpieza y comodidad de acceso, pero sin perder la esencia del entorno, el monte.
Insto al Ayuntamiento a seguir ocupándose de nuestro querido Naranco, manteniendo lo que se ha adecuado perfectamente y corrigiendo las carencias que aún quedan por solventar. Todo en beneficio del disfrute del Naranco con la máxima seguridad posible.
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