Planificar la cooperación asturiana
Se dice y se escribe en documentos muy serios que la cooperación tiene por objetivo y serviría para luchar contra la pobreza y la desigualdad.
El gobierno asturiano está debatiendo el nuevo Plan Director de la cooperación al desarrollo tarde, pues ya debiera estar en marcha, y con prisas de última hora, para cubrir unos plazos normativos.
Algo similar ocurre con el plan estatal, el quinto, que empezó a debatirse a primeros de año, y ahora está paralizado por falta de acuerdo con las ONGd. En este caso la planificación española de la cooperación choca, de frente, con los enormes recortes sufridos en estos 6 años. La pobreza no es un problema prioritario para el gobierno. Y los retos planteados por la coordinadora de ONGd van en el sentido de superar esa etapa nefasta.
En lo referente al Vº Plan Director de la Cooperación asturiana para los próximos 4 años, se celebraba una interesante jornada el martes 21-N, para tratar de visualizar los cambios y la adaptación necesaria de la cooperación al tiempo actual. La jornada había sido propuesta acertadamente como un momento de reflexión sobre qué tipo de cooperación se precisa en estos tiempos y en este contexto mundial que ineludiblemente afecta a Asturias: qué mercados, qué empresas, que negocios, qué pobreza, cuáles relaciones, cuánto respeto y cumplimiento de los derechos elementales.
Al contrario que hace 4 años, las empresas no están en el debate de entrar como "agentes" de cooperación. Aquello fue una imposición de la “empresaria-conseyera Esther”, y ahora en el Plan no "se meten", lo que no quiere decir que no estén contempladas en las acciones: véase sino el agraviado caso de la jornada de la FACC celebrada en Llanera para coordinar la aplicación de los ODS en nuestros ayuntamientos: una de las ponencias se la dejaron a la multinacional SACYR, sí , la misma que tiene prontuario de corruptora en "la Gürtel", la misma que duplicó los costes de la ampliación del Canal de Panamá y está judicializando a aquel país para que pague 1.600 millones de euros más de lo convenido. ¿Acaso para mejorar el índice de pobreza en la región?.
Pero lo que sí tiene en agenda esta elaboración del PD asturiano es la paralización de todas las otras herramientas, las estrategias, el consejo de cooperación, las ponencias-comisiones derivadas de él.
Así lo indica la evaluación efectuada por una consultora, así lo ratifican los integrantes del consejo, así lo asegura la coordinadora asturiana de ONGs. Nunca hubo tanto desmadre, tanta dejación de funciones, tanto ninguneo a las ponencias de género, de educación para el desarrollo, de derechos humanos, de pueblos indígenas, de acción humanitaria. Ni se las convoca ni se las deja trabajar. Se las ha paralizado. Y el Consejo, que pudiera y debiera ser un instrumento participativo y constructivo, según determina la ley asturiana de cooperación de 2006, lo han convertido desde el ejecutivo en nulo. En el principal escollo a superar, además del recorte presupuestario, la tijera implacable que el gobierno de Foro (un año), y del PSOE (los otros 6) le han impuesto a las políticas de "lucha contra la pobreza".
En la mencionada jornada reflexiva se aportaban nuevos ejes o ámbitos estratégicos para priorizar y agrupar las políticas de cooperación: 1-feminismo y desigualdad. 2-movilidad y DDHH. 3-sostenibilidad de la vida.
También la conveniencia de que existan planes anuales que corrijan las erratas e incoherencias de los cuatrienales. Asimismo, escuchar la opinión de las contrapartes del Sur al respecto, en espacios que evidencian que los sistemas de dominación que persisten o se acentúan, capitalista, colonial, patriarcal, precisan ser analizados en ese contexto internacional para poder dar respuestas desde las políticas de cooperación.
Se autocriticaba que la "D" de desarrollo de las ONGD, haya supuesto una profesionalización y un distanciamiento de otros sectores, que ahora debiera reconsiderarse para buscar alianzas y redes con componentes diversos de la sociedad que se impliquen en la solidaridad internacional.
Y que la toma de decisiones por parte de los actores implicados en la cooperación, no puede ser un adorno sin contenido real, sino que ha de propiciarse esa implicación o de lo contrario los planes quedarán huecos.
Si se toma buena nota o no de las referencias y conclusiones de esa jornada para que "se sacudan" las malas prácticas para optar por una cooperación transformadora en Asturias, y se recupere buena parte de los compromisos que existieron hasta 2011, está por ver y dependerá también de diversos colectivos y partidos que ejercen su influencia o pasan del tema.
Existe sin duda una tradicional relación de Asturies, en términos de solidaridad, con muchos movimientos sociales y países, que debiera salir fortalecida en esta tesitura planificadora, y salir del atasco impuesto también por la concentración geográfica, o sea la desestimación de muchos países para colaborar con sus organizaciones.
Otra herramienta poco usada es el código ético y de conducta de la cooperación asturiana. Implica en teoría a todas la entidades, públicas y privadas, que en Asturies tienen vinculación con las tareas de cooperación al desarrollo, solidaridad internacional y defensa y promoción de los derechos humanos, y cuando se presentaba en 2010 se dijo que aspiraba convertirse en el código deontológico de la cooperación asturiana y que incluye un conjunto de normas, criterios y valores de obligado cumplimiento para todas aquellas entidades, públicas y privadas, que desarrollen responsabilidades en el ámbito de la cooperación.
Las exigencias éticas en materias como la defensa y promoción de los derechos humanos, los derechos de los pueblos indígenas, la igualdad de género y el respeto al medio ambiente, resultan vitales para la calidad del futuro de la cooperación astur.
En materia económica el código ético asturiano destaca la promoción del comercio justo en las relaciones comerciales internacionales, así como la prohibición tajante de cometer prácticas militaristas, o de contribución al monopolio comercial, industrial, energético, etc. Lo cual obligaría también a contrastar con los viajes comerciales del ejecutivo asturiano.
Esos viajes institucionales, y otro tipo de relaciones, contrastan también con la eliminación de la cooperación de países como Cuba, México, Brasil, Ecuador, Colombia, Chile, Argentina.
¿Tratamos de hacer negocios con sus recursos naturales, pero no dejamos ni una "migaja" para las poblaciones que sufren los efectos?
Este plan director debiera ser propicio, cuando el conjunto de la cooperación tiene que revisarse para clarificar objetivos y no dejarse arrastrar por sus inercias, para tratar de rescatar sus aspectos de cambio profundo, revitalizadores, fortaleciendo participación ciudadana más allá de las ONG y demás "agentes" reconocidos por la ley asturiana; podrían darse un impulso en este sentido a nuevas relaciones de hermanamiento, en zonas y con movimientos de tradicional relación asturiana.
Si se trata de priorizar habría que hacerlo con temáticas y rubros que pudieran incidir de manera más positiva en resultados para la gente: apoyando, sí, con prioridad a movimientos y redes que ejercen soberanía sobre sus recursos, que preservan el agua, la soberanía alimentaria, la defensa irrestricta de los derechos humanos.
A quienes con razones muy serias y fundamentadas cuestionan que la "ayuda" al desarrollo ha muerto porque nunca hubo ni ayuda ni desarrollo, correspondería ahora aportar la recuperación de términos más apropiados como justicia social, en aras a la práctica y acompañamiento de la solidaridad asturiana que tiene mucha más vigencia y trayectoria que la llamada cooperación.
Javier Arjona, Pola de Siero
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